La primera campeona mediterránea de la historia (Alejandría 1951) y la última (Túnez 2001) seguirá siéndolo durante los próximos cuatro años, hasta que se celebren estos Juegos en Pescara. Sólo hasta entonces Italia, en su casa, tendrá derecho a intentar vengarse de España. Fue una derrota (9-7) dolorosa para los transalpinos, actuales subcampeones mundiales y europeos, que sucumbieron ante esta nueva, joven y entusiasta selección española que ha montado en unos meses Rafa Aguilar.

En su primera final, este equipo español ha demostrado categoría, pundonor, cuajo y oficio. Tras batir a Serbia y Croacia, ayer, ante una Italia con sus mejores hombres, supo marcar las diferencias desde el primer momento (3-1), golear en el segundo cuarto (4-2), aguantar la reacción rival (2-2) y no entrar al trapo que le tendieron al final (0-2) los veteranos transalpinos, quienes intentaron sus típicas artes de lucha al límite y protestas. Pero España, dirigida por el ahora veterano Gabi Hernández, ya se había marchado en la primera parte (escandalosos 6-2 y 9-4) y, pese a su juventud, supo conservar la calma para hacerse con un merecido oro.