"Por el aislamiento, sientes que estás en el fin del mundo"

Ramón Larramendi

"Por el aislamiento, sientes que estás en el fin del mundo"

"Por el aislamiento, sientes que estás en el fin del mundo"

El aventurero español atendió ayer a AS desde el barco ruso que les recogió tras abandonar el hielo. El Academik Fedorov forma parte de un proyecto oceanográfico, por lo que aún estarán en él por espacio de veinte días.

¿Cómo está? ¿Más cansado que contento?

(Risas). Muy cansado, muy cansado; pero también contentísimo porque llevaba seis años con el proyecto, maquinando el diseño del catamarán, que es una criatura mía y hemos culminado una expedición que requirió salvar muchas barreras tecnológicas y administrativas. Es una maravilla.

Usted y sus compañeros entran en la historia de las expediciones polares tras el reto. ¿Qué es lo que quedará?

Creo que lo más importante ha sido la innovación en el planteamiento de la expedición. Hemos resuelto un problema que estaba ahí desde el siglo XIX: navegar por encima del hielo de un modo eficiente.

¿Qué velocidad llevaron?

Pues dependió mucho del terreno al ser como el mar. El hielo está lleno de irregularidades que parecen oleaje. En una hora llegamos a recorrer hasta 27 km en condiciones óptimas, pero otras nos movimos a tan sólo 2 o 3 km por los golpes que sufría el catamarán, las grietas que provocaban que se quedara atascado...

Se habrán sentido como un hombre en la Luna.

Sí, por la sensación de aislamiento, porque estás en el fin del mundo en el sentido más literal. El Polo Sur está explorado en casi su totalidad, pero hemos sentido la magia de la tierra incógnita.

¿Sufrieron muchos problemas de salud?

El frío extremo es impresionante. Las condiciones fueron durísimas. Todos tenemos marcas de congelaciones en la cara y parte de los dedos. A veces era necesario descubrirse el rostro unos minutos y se te congelaba. Pasamos mucho frío.

¿Cuánto?

Pues medimos hasta 49ºC bajo cero, pero supongo que estuvimos a menos. Lo normal eran -35º a diario. Además siempre sopla el viento, lo cual es más desagradable.

¿Allí existe la vida?

Aquí no hay nada de vida. No vimos nada.

¿En algún momento pensaron que no acabarían?

Sufrimos una crisis cuando descubrimos una rotura en un raíl del catamarán. Allí no hay mecánicos, pero se arregló.