Un día con Valverde

Ciclismo | Entrenamiento

Un día con Valverde

Un día con Valverde

Jesús Rubio / Pepe Valero

"Recorro Murcia a diario para llegar a tope al Tour de Francia"

Son las diez de la mañana de un miércoles en Murcia. Alejandro Valverde, la gran sensación-realidad del ciclismo español, acude puntual a su cita con la "grupeta murciana". Unos 20 ciclistas, profesionales y aficionados, le esperan en la puerta de la Iglesia del Carmen, delante de los Jardines de Floridablanca. El líder del UCI ProTour sortea el bordillo de la acera a rueda de su amigo José Luis Martínez, ciclista del Comunitat Valenciana: "Sé que algún día veré a Alejandro en el podio de los Campos Elíseos".

Valverde no llega directo de casa. "Llevo ya una buena hora y media en la carretera". Es parte de su preparación para el Tour de Francia después de participar en la Dauphiné, y previo al paso obligado por el Campeonato de España en ruta del próximo domingo en Móstoles, Madrid.

"Venga, Ale, vámonos porque nos van a dar las uvas". Eloy Teruel (3 Molinos Resort) se pone serio. Toca dar pedales. Menos autógrafos y más kilómetros. Y el figura encantado. Y ahí se van, camino de Librilla por una carretera plagado de peligros, tantos como de paracaidistas que prueban su habilidad en Alcantarilla.

El grupo llega a Librilla antes de las once. El motivo de la parada ni se pregunta. "Habrá que tomarse una tostada, ¿no?". Ahí, a pie de carretera, el señor Ángel ya les está esperando. Su confitería les acoge cada mañana, sin cita formal previa. "Para mí es un honor que se tomen aquí el Aquarius", nos dice. Valverde repite menú. "Yo no perdono mi lata de bebida isotónica, ni tampoco mi tostada de jamón dulce. Estos momentos lo compensan todo. Estamos muy a gusto". Cuando nuestro protagonista, con resuello renovado, empieza a descifrar las claves de su Tour ("he cambiado mi postura encima de la bici de contrarreloj. Ahora pongo los brazos más juntos y lejos. Me va mucho mejor. Pero esto es lo que practico por la tarde"), ahí en plena confesión, llega José. Es el más gordito de todos los amigos. Lo hace mareado: "Alejandro, no puedo más. Llevaba tiempo sin venir con vosotros. Tendrá que dar media vuelta". Y el murciano le contesta: "No importa. Mañana andarás mejor". José es el peluquero de toda esta peculiar tropa.

140 kilómetros.

El sol y la sed aprietan más que los 32 grados que marca el termómetro del coche. Al pelotón murciano no le queda otra que llenar de agua los bidones para poder mirar de frente, sin miedo, a la temible Sierra Espuña, al alto de la Marina. Son más de 20 kilómetros de subida. Ahí entra en escena Alejandro, el Tour, los Pirineos, el Alpe d'Huez... "Yo sólo subiré los diez primeros kilómetros. Iré haciendo mis series". Con la escolta de un coche de la Guardia Civil y de todos sus compañeros de ruta, Valverde se pone serio. "Ahora ya estoy en el punto fuerte de la preparación. El objetivo es estar listo para la segunda semana del Tour. Antes tendremos otras once etapas previas en las que también se podrá trabajar con la forma".

Valverde vuelve a repostar en Alhama de Murcia, en un ultramarinos en el que se detiene cada día para saciar la sed de los ciclistas. Allí, el murciano ve su foto en la puerta. "Sé que media España va a estar pendiente de mí. Ojalá se sigan llenando los bares para ver los finales de etapa, y que la gente se pueda llevar más de una alegría". Habla de alegría en tiempos de penurias ciclistas. Valverde dio su opinión sobre el dopaje, la Operación Puerto y todas sus posibles consecuencias, durante la Dauphiné. "Es triste todo lo que está pasando, pero no me quiero pronunciar hasta que no se clarifique todo".

El sol ajusticia Murcia sin que el agua se deje ver por ningún lado. Así que la tercera y última parada es en casa de Alejandro y su mujer, Ángela, después de 140 kilómetros de ruta: "No sé si éste será mi Tour, pero voy a intentar estar lo más arriba posible". Piti, una perra pastor alemán, nos da la bienvenida, y desde la ventana del salón el que saluda es Figura, un loro muy salao. Ellos viven al margen de todo lo que gira alrededor de su amo, de un murciano que, no obstante, advierte que "le va" la presión. "La vida no me ha cambiado por mucho que haya ganado las clásicas. En España hay muchos deportistas que ganan, así que no tanta novedad", advierte.

Y Ale es uno de ellos y promete: "Vamos a dar espectáculo". Será él, junto a toda una pléyade de españoles a los que quizá se les acabe reclamando aquello de "la unión hace la fuerza". ¿Alianzas? Ya las hubo en su día. "No sé qué va a pasar, porque hay mucha gente que va a luchar por cada una de la etapas. Será, sin duda, un Tour extraño porque no va a estar Armstrong. Así que no puede ganarlo, pero hay muchos ciclistas con calidad para estar arriba", advierte nuestro protagonista, que ya enfila la tarde. Ángela pregunta desde la puerta de jardín: "¿Meto ya la pasta en el fuego?". Respuesta afirmativa. Son hidratos de carbono para el descanso del guerrero, que luego se completará con una siesta reparadora. ¿En qué soñaste?