¡Vigilen a Nikolau!

¡Vigilen a Nikolau!

Madrid luchará por la organización de los Juegos Olímpicos de 2016. El secreto a gritos termina de oficializarse en señalada fecha, el 6 de julio. El mismo día, y prácticamente a la misma hora – las 12:40-, en que la ciudad fue apartada del sueño hace un año en el salón de baile del hotel Raffles de Singapur. Un guiño de Alberto Ruiz-Gallardón para que el 6 de julio no sea recordado como el día de la frustración al otro lado del mundo sino como el del comienzo de la ilusión en el Ayuntamiento de la Villa.

No hay que olvidar, ni mucho menos, el proceso, la votación y la elección desarrollada hace un año. De hecho, Madrid 2016 nace en Singapur en 2005 entre las lágrimas de Manolo Cobo y la confianza de un proyecto cuajado y ganador. Madrid, pese a la derrota, convenció al Comité Internacional Olímpico, organismo que no ha dejado de enviar mensajes esperanzadores de cara a la organización de los Juegos.

Son muchos los argumentos favorables para que Madrid pueda salir elegida como ciudad organizadora en la sesión extraordinaria del CIO que se celebrará en 2009. Desde la unidad de todas las formaciones políticas del Ayuntamiento hasta el apoyo total del Gobierno de España pasando por la total coordinación con la Comunidad de Madrid. El proyecto, además, parte de la buena base que ya tenía para 2012, con La Peineta como núcleo de los tres ejes deportivos y el 80% de las instalaciones prácticamente construidas.

El buen sabor de boca dejado en Singapur es otra de las grandes bazas para la capital, que tendrá que jugarse la elección ante Roma, Nueva Delhi, Río de Janeiro, una ciudad japonesa (Fukuoka o Tokio) y otra estadounidense (Chicago o San Francisco). Y Alberto Ruiz-Gallardón ya sabe, por los contactos mantenidos estos meses, que en un mundo global como éste importa mucho más la capacidad organizativa que la prácticamente olvidada rotación de continentes.

Madrid, no obstante, mantiene las mismas carencias que ya se dejaron ver en Singapur. Tendrá que incrementar en lo posible su presencia en Federaciones Internacionales y en el propio CIO (actualmente sólo Juan Antonio Samaranch Salisachs), ponerse al día en la primordial función de los lobbys olímpicos y solucionar los problemas de capacidad hotelera de la ciudad, si bien estos tienen fácil arreglo.

Así las cosas, quizá el mayor obstáculo para la elección de Madrid 2016 pueda ser el griego Lambis Nikolau, el delegado que equivocó su elección en la tercera ronda de votaciones en Singapur y dejó a Madrid a un sufragio del sueño de la final y, prácticamente, de la organización de los Juegos. Por tanto, con un gran proyecto en las manos, las instalaciones a punto, la unidad política sellada y la ilusión plena y garantizada sólo queda que en 2009 alguien vigile las 24 horas del día al bueno de Nikolau. Todo sea por Madrid 2016.