¡Viva Óscar Pereiro!

Ciclismo | Tour de Francia

¡Viva Óscar Pereiro!

¡Viva Óscar Pereiro!

jesús rubio

Óscar Pereiro, líder del Illes Balears tras la retirada de Alejandro Valverde, se desquitó ayer de su hundimiento en la etapa reina de los Pirineos, donde perdió más de 26 minutos. Se coló en una escapada bidón consentida por su ex equipo, el Phonak, y ahora viste el maillot amarillo.

En una de las últimas curvas de la ascensión a Pla de Beret había desplegada una gran pancarta que decía: "¡Dale Pereiro que chegas o primeiro!". De la procedencia de los autores no cabía duda, pero, por si alguien la tenía, ondeaban, alegres, banderas gallegas y andaban con saltitos de muñeira. Su origen, concretamente, según informaban en otro cartel, era el pueblo con el más sonoro, contundente y galaico de los nombres: Porriño. Allí al lado, en Mos, nació nuestro héroe.

Sin embargo, en esa misma etapa, Pereiro no circuló con los primeros, ni siquiera con los segundos, y, me atrevería a decir, que tampoco estuvo cerca de los terceros. Más de 20 minutos después de que hubieran pasado los favoritos por mi puesto de vigía, vi a Pereiro pedalear solo a diez kilómetros de meta, demacrado y negro como el tizón, estrujando una coca-cola como si fuera un tubo dentífrico. Aquel día perdió 26 minutos y sus aspiraciones de luchar por la general, o eso creímos. El 10º puesto de las dos últimas ediciones parecía una quimera.

Pero hay ciclistas que no se rinden jamás. Los hay que no necesitan de una montaña o de una crono para sacar ventaja. Hay corredores para los que cualquier día puede ser un gran día, competidores que, sin la fuerza de otros, sin sus equipos, se convierten en guerrillas de un solo hombre. Y así ganan batallas, y fieles. Me viene a la memoria Chozas, para el que el triunfo era un autoservicio (lástima que no fuera más glotón).

De esa pasta está hecho Pereiro, nuevo líder del Tour por empeño y calidad, que nadie mencione la suerte. El gallego, decepcionado por su rendimiento en Pirineos, intentó meterse en una fuga el viernes y ayer lo consiguió por fin. Hay quien afirma que el Phonak permitió la escapada para desprenderse de la presión del amarillo y hay quien asegura que Landis disimuló su falta de equipo haciendo un favor a un buen amigo y ex compañero. Tal vez haya sucedido algo de eso o todo a la vez. Pero no hay nada deshonroso en renunciar al liderato para no malgastar fuerzas ni lo hay en aprovechar esa renuncia.

No, ayer no hubo una pantomima. Cuando Pereiro descubrió que la fuga abría un abismo que rondaba la media hora, fue quien más trabajó para que prosperara, con el doble objetivo de la general (donde cedía 28:50) y la etapa. Phonak amagó con acelerar, pero decidió no hacerlo, y quien más se desconcertó fue el Rabobank, que tiró durante algunos kilómetros surrealistas para proteger el liderato de su enemigo.

Fuera de control.

Tras más de 200 km de fuga, Pereiro perdió el sprint con Voigt y comenzó la angustiosa espera del pelotón, que por fin aterrizó a 29:57, lo que dejó al gallego como el noveno líder español de la historia del Tour, con 1:29 sobre Landis. No es por ser ambiciosos, pero la alegría pudo ser mayor, ya que el pelotón llegó fuera de control. Como la organización y la UCI están acostumbradas a saltarse sus propias reglas se amplió el margen de llegada con respecto al tiempo del vencedor del 9 al 10%, lo que nos privó de un coqueto Tour de cinco corredores: un alemán (Voigt), un francés (Chavanel), un italiano (Quinziato), un ucranio (Grivko) y un español, Pereiro, vestido de reluciente amarillo.

El noveno español que viste el maillot amarillo

54 ciclistas españoles han ganado etapa en el Tour (107 triunfos en total), pero sólo nueve, con Pereiro, han logrado vestir el maillot amarillo. Cuatro de ellos (Indurain, Ocaña, Delgado y Bahamontes) ganaron la carrera. San Miguel la peleó. Poblet y Errandonea vencieron en la primera etapa y a Galdeano le dio el liderato una contrarreloj por equipos.