Viento del sur

Ciclismo | Vuelta a España - 11ª Etapa

Viento del sur

Viento del sur

jesús rubio

Hubo de todo camino de Burgos: ataques, movimiento de los favoritos y épica. Egoi Martínez, ganador del Tour del Porvenir en 2003, logró su mejor triunfo después de fugarse hasta tres veces. Menchov abandonó. El pelotón llega hoy a Guadalajara, etapa para sprinters y aventureros.

Egoi es el nombre que se da al viento del sur en la mitología vasca, un viento fuerte y cálido que puede transformarse en temporal. No es mal nombre para un ciclista. Y tal vez explique la constante agitación de este corredor, un escapista habitual y, por eso mismo, un perfil familiar en la sobremesa televisiva. Vencedor del Tour del Porvenir en 2003 (por delante de Rogina y Dumoulin, ahora, también, actores secundarios), desde entonces el palmarés no le había hecho justicia. Su regularidad en Tour y Vuelta, cuatro veces entre los 50 primeros (tres en Francia y una en España), nos daba pistas sobre un ciclista que no se abandona, como si reservarse no fuera su estilo, ni espiritual ni físico; y es que a diferencia de otros rebeldes más toscos, Egoi tiene planta de fino estilista, portador de eso tan etéreo que llamamos "clase".

Su triunfo en Burgos fue ejemplar por lo tenaz. Si ya es complicado escaparse, Egoi lo hizo ayer tres veces. La primera para incluirse en el grupo de trece ciclistas que rompieron el pelotón encabezados por Thor Hushovd (otro nombre de pila revelador). La segunda, para atacar a los amotinados en la subida al Escudo. Y, por fin, la tercera, para desprenderse de Landaluze y Gustov, que le habían atrapado en el Páramo de la Masa, ese maravilloso altiplano que separa Cantabria de Castilla. Entre medias, calor asfixiante y lluvia que ahogaba, fuego y granizo. Viento del sur.

Se entendía bien su cara en línea de meta, curiosa mezcla de alivio y satisfacción. Ya no hay gafe. Intuyo que a partir de ahora ganar le será más fácil porque la victoria es un pasillo sin luces que una vez atravesado resulta levemente reconocible (dicen). El triunfo, además, premia el ojo clínico de Bruyneel/Armstrong para descubrir talentos y sirvió también como homenaje del equipo ciclista a Steve Irwin, el intrépido reportero del Discovery Channel fallecido el lunes al ser atacado por un pez manta. Por cierto, Bruyneel venció en Burgos en 1992, también escapado.

Existía cierto morbo en la etapa para ver cuál sería la reacción del equipo de Valverde después de las acusaciones de Sastre de que no trabajaban en carrera. Como en la escapada hubo representación de CSC y Baleares (Gustov y Joaquín Rodríguez), el asunto pasó inadvertido hasta el último tercio de la jornada, cuando los de Unzué pusieron el pelotón a fila de a uno. Demostración de fuerza o fina estrategia en la lucha por equipos, difícil saberlo. Lo cierto es que, pese a lo afilado de sus caras, no recortaron apenas tiempo y el gran grupo llegó a 15 minutos de Egoi. Parecida impotencia mostraron una tarde que a Landis le bullía la masculinidad.

El susto.

Más asombrosa fue la maniobra que se registró en el km 20, con un mundo por delante, cuando nada menos que Sastre, Vinokourov y su fiel Kashechkin amagaron con dinamitar la carrera y tal vez con dinamitarse a sí mismos. Nunca lo sabremos porque el equipo del líder restableció el orden de inmediato.

Entre las bajas de la jornada, hay que destacar la del ruso Menchov, último ganador, que argumentó problemas estomacales. Ya tenía cara de disculpa desde el día de la presentación de la carrera.

Hoy la etapa llegará hasta Guadalajara, atravesando tierras que fueron de Álvaro de Luna y Nuria Bermúdez, que de todo hay. Terreno para velocistas y aventureros.