Vladimir Kramnik ha canalizado toda su furia contra una sola persona y no es su contendiente Veselin Topalov. El blanco de su ira es Silvio Danailov, mánager del búlgaro, personaje que ha ganado un protagonismo inusitado en el transcurso del Mundial durante los últimos días con sus maniobras lejos del tablero. "Su conducta debería ser estudiada por el Comité de Ética. Está utilizando maniobras sucias para distraer mi atención. No le culpo de mi derrota en la séptima partida, pero me da pena. Están ensuciando el ajedrez y eso no es una buena noticia". Kramnik no se cortó en la rueda de prensa posterior a su derrota, la primera en la que compareció en solitario tras la negativa de Topalov de compartir micrófonos con él. Kramnik había sido acusado por Danailov de utilizar el programa Fritz horas antes de la disputa de la séptima partida. Casualmente, Kramnik se medirá al programa Fritz el 25 de noviembre en el Federal Art Hall de Bonn. Un millón de dólares sentarán al ruso ante la máquina.

Hoy se juega la novena partida (4-4) De lo ocurrido dentro del tablero hasta ahora se puede extraer una lectura: llevar la iniciativa es sinónimo de perder la partida. Le ocurrió al búlgaro en el inicio del campeonato y el jueves fue Kramnik quien sufrió ese efecto. Topalov ha dado un giro a su juego buscando dinamizar las partidas y apremiar a Kramnik para forzar sus decisiones. Sabe que es superior a campo abierto, pero al parsimonioso ruso sólo hay una cosa que le acelera el pulso, las apariciones del afilado Danailov. Ambos están a dos puntos y medio del título, pero si Kramnik no obvia a Danailov, el mánager le dará el jaque mientras su pupilo Topalov certifica el mate.