Mujeres de sexualidad más que dudosa

Mujeres de sexualidad más que dudosa

En los años setenta Marisol Paíno se convirtió en foco de atención mediática más por su aspecto físico que por su excelencia como baloncestista del Celta, que no era poca. Parecía más hombre que mujer y se organizó tal alboroto que se vio obligada a dejar el deporte, sin pasar jamás un control de sexo. A lo largo de la historia del deporte no son raros los casos de mujeres que eran hombres o que, al menos, tenían una sexualidad dudosa. Por ejemplo, la polaca afincada en Estados Unidos Stanislawa Walasiewicz, campeona olímpica en Los Ángeles 1932 en los 100 metros, era un hombre.

Pero se descubrió muchos años después, cuando murió tiroteada en un atraco, en 1980. La autopsia reveló "sexo indeterminado", con órganos sexuales masculinos que no funcionaban y órganos sexuales femeninos inexistentes. Su marido declaró que en ocho años de matrimonio habían hecho el amor una sola vez, y a oscuras.

Lo curioso del caso es que Polonia protestó tras la final olímpica de Berlín 1936, en la que su atleta fue plata, porque consideraba que la ganadora, la estadounidense Hellen Stephen, era un hombre. Como entonces no había análisis de sexo, los jueces tiraron por la calle del medio y pidieron a Hellen que se desnudase. Lo hizo y demostró su femineidad.

En esos mismos Juegos, la cuarta clasificada en altura, la alemana Dora Ratjen fue catalogada posteriormente como hermafrodita y descalificada. Sin embargo, mucho tiempo después declaró él mismo que era un hombre y que había sido disimulada como mujer por las autoridades nazis para competir en el bando femenino. No era Dora; era Herman.