La agonía física de las estrellas

Protagonistas maltrechos en ambas semifinales en las que, anuladas las reservas físicas, la calidad del juego estuvo ausente; mala imagen en los dos partidos claves para la difusión del balonmano. Incorrecta planificación de calendario. La excesiva carga de competición sin pausas de recuperación acabó con las fuerzas de los jugadores y, sin ellas, hubo un mal balonmano. Si los responsables siguen mirando a otro lado nos alejaremos cada día más de la verdadera senda. Francia agotó sus reservas aeróbicas en base a la calidad de su formación básica, su calidad motriz y potencia muscular que les permite explotar en acciones intermitentes; con ello y la ambición de cobrar cuentas pendientes destrozó a Alemania en diez minutos de contraataques. Sobró el resto del partido.

En la final, los daneses, aún con miedo a ganar, rompieron su maleficio. Merecido título tras larga persecución y para ello, en el panorama dibujado, se fajaron en lo que les ha dado máximo rendimiento: su solidez defensiva en 6-0 y las genialidades del mejor portero: Kasper Hvidt. Las excelencias croatas, en esta ocasión, no fueron suficientes en la agonía física que sufrieron sus estrellas.