Rashid Ramzi fue una bala en los 1.500 metros

Pekín 2008 | Atletismo

Rashid Ramzi fue una bala en los 1.500 metros

Rashid Ramzi fue una bala en los 1.500 metros

Juan Carlos Higuero reaccionó tarde y terminó quinto

Juan Carlos Higuero fue más penetrante en la zona mixta que durante la final de 1.500 metros, y soltó la frase: "No sabemos a qué juega Rashid Ramzi". Pues estaba muy claro: la estrella marroquí con pasaporte pagado por los dólares de Bahrein venía a los Juegos Olímpicos de Pekín con el cuchillo entre los dientes y el octanaje altísimo. El objetivo era sólo uno: la medalla de oro. Y, cómo alguno dirá, el que se casa es el último que se entera.

Rashid Ramzi había volado literalmente desde las series iniciales del Nido. En la primera ronda, el pasado viernes, ya había marcado 3:32.89, una marca de vértigo para esas alturas de la competición y ayer ganó la medalla de oro en 3:32.94. Estaba claro. Lo que resulta más oscuro, y ahí quizá podía haberse extendido más Higuero, es lo relacionado con los métodos de entrenamiento del marroquí nacionalizado por Bahrain

Por lo demás, la final olímpica de 1.500 metros se ajustó al guión. Carrera perrilla y llena de miedos: unos controlan la cabeza y otros viajan en conserva, a la espera de recoger cadáveres. En este segundo grupo, el de iniciativa retardada, se alistó Juan Carlos Higuero, el único de los tres españoles que logró acceder a la final, una vez eliminados Reyes Estévez (en las series) y Arturo Casado (en las semifinales).

La guerra.

Cuando el keniano Asbel Kipruto Kiprop hizo sonar los tambores de guerra, al filo de la última vuelta, Higuero iba completamente cosido al fondo, desparramando energía por el exterior entre codazos y achuchones. Ramzi salió tras Kiprop, le pasó como una bala y a partir de ahí sólo enseñó la matrícula.

Tras él se abría la batalla: Kiprop salió airoso con la plata, el neozelandés Nicholas Willis firmó el bronce y el éxito de su carrera, y el francés Mehdi Baala, doble campeón europeo y ayer cuarto, fue una víctima. Juan Carlos Higuero recogió los cadáveres suficientes para acabar quinto, cuando Ramzi, que también va a correr 5.000 metros en estos Juegos, ya ofrecía el oro a Allah: un oro de altísimo octanaje.