Qatar tiene 350.000 habitantes y el fútbol sala, cuya selección ha estado concentrada en Madrid, vive a la sombra del fútbol, el baloncesto o el voleibol, luchando por hacerse un hueco en su país.

Para ello tienen medios, método y objetivo. Los primeros, como explica Rubio Guerra, entrenador brasileño de dicha selección, vienen del Gobierno: "Ellos (los gobernantes) pasan el dinero al comité, que lo distribuye entre los clubes para que llegue a los jugadores y a los entrenadores. Cada uno tiene un número de contrato con el Gobierno. El club contacta con el jugador pero es el Estado el que valora todas las solicitudes para dar luz verde a la operación".

El método, iniciado hace dos años, es más elaborado, aunque tiene una premisa clara: no reparar en gastos. Se contratan entrenadores extranjeros y se ofrece a los jugadores sueldos que van de los 4.000 a los 10.000 euros al mes así como residencia y coche. Además, se intenta introducir este deporte en los colegios para crear afición y base para el futuro.

Sin embargo, todos los esfuerzos serían en vano si Qatar no lograra clasificarse para la Copa de Asia, que se disputa en mayo de 2010 en Uzbekistán. "Fútbol, baloncesto, voley... tienen mucho apoyo. Nuestro objetivo es pasar a la fase final y lograr notoriedad para conseguir más afición y apoyo por parte del Gobierno" afirma Guerra.

La realidad es que aún queda trabajo por hacer ya que, en sus enfrentamientos contra Carnicer, Navalmoral e Inter Movistar, cayó por 7-1, 5-2 y 14-2, respectivamente.

Sin extranjeros.

El combinado qatarí cuenta con un cien por cien de jugadores nacionales. El porqué, como explicó Guerra, es una mezcla de orgullo y necesidad: "Ahora se quiere hacer una buena base. Más adelante se pueden nacionalizar jugadores, pero para tener la nacionalidad hay que vivir cinco años en Qatar".

Aún así, en el país árabe siguen nuestra Liga. Luis Amado o Jordi Torras, estrellas de la Selección, son objeto de deseo allí. Quién sabe si las cifras mareantes, las casas y los coches terminarán por llevar a estrellas españolas rumbo a Oriente para culminar un sueño que empezó hace dos años.