El presidente de EE UU, Barack Obama, y el alcalde de Chicago, Richard M. Daley, ambos del Partido Demócrata, sufrieron una derrota de proporciones olímpicas, según la prensa de Chicago. Daley supo de la fulminante eliminación de Chicago 2016, en ruta al Bella Center, confiado en llegar a la última votación. El alcalde de Chicago ordenó detener su berlina oficial y desde allí mismo comunicó la mala noticia al mismo Obama, que ya volaba de regreso a EE UU en el Air Force One.
Por teléfono directo con el avión presidencial, Daley agradeció al presidente todos los esfuerzos del matrimonio Obama. "Nunca en mi vida me he sentido más orgulloso de ser de Chicago que cuando he escuchado el discurso de Michelle Obama", apuntó Daley. Michelle Obama vistió para la ocasión un traje de color amarillo, idéntico color que el día de la elección presidencial de su marido.
Visionario. "Los visionarios saben reconstruir después de un gran incendio", fue una de las frases que el presidente Obama dejó en Copenhague. Visiblemente cansado, tras el viaje transoceánico y nocturno de siete horas, Barack Obama regresó a Washington de inmediato, ya junto a Michelle, muy poco después de concluir su discurso a favor de Chicago 2016.
Los Obama marcharon al aeropuerto Kastrup en su famoso Cadillac blindado negro, escoltados por la comitiva del Servicio Secreto. Antes de despegar, y dentro del mismo Air Force One, Obama mantuvo una reunión de 25 minutos con el general Stanley McChrystal, jefe de las tropas estadounidenses en Afganistán.
