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jj.oo. invierno | vancouver 2010

Sidney Crosby héroe de la hoja de arce

Canadá toca el cielo: gol de oro para la medalla de oro.

Moisés Molina
Actualizado a
<strong>EUFORIA EN CANADÁ.</strong>
EUFORIA EN CANADÁ.

Le preguntaba a un periodista canadiense antes del comienzo de la gran final del hockey hielo entre Canadá y EEUU, cómo se podían comparar ambas rivalidades, las que tenían con los rusos y ésta, ante sus vecinos fronterizos. Me decía que la que tenían con Rusia era algo más histórica, política si se quiere, rememorando aquellos duelos ante la antigua URSS de los '70, cuando la NHL descubrió que había fenomenales jugadores más allá del telón de acero. La rivalidad contra los estadounidenses me la comparaba con el hermano mayor y poderoso que te viene a casa a levantarte la novia.

Era el segundo encuentro en que estos dos colosos norteamericanos se veían las caras en esta cita olímpica -hace una semana se impusieron los americanos 5 a 3-, y también era la segunda vez en ocho años que se jugaban una medalla de oro. En Salt Lake City 2002, la victoria cayó del lado canadiense por 5 a 2. A este encuentro final llegaban los dos equipos más goleadores del torneo: Canadá había marcado 32 goles por

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de los EEUU.

A ambos les costó sacudirse los nervios tras el primer saque inicial y parecían que los estadounidenses aplicaban la misma fórmula que les dio éxito hace una semana: presión sobre la defensa canadiense, complicándole la vida a los locales para salir de su zona. La velocidad de sus vecinos, ponía en serio apuros a los anfitriones, sobre todo arrancando desde la zona neutral.

Llegados al ecuador del primer periodo la fortuna se alió con el marco de Luongo. La pastilla impulsada por Kesler estuvo a milímetros de cruzar la línea de gol. Tuvieron suerte los canadienses. La mala noticia para los locales, es que los EEUU seguían jugando con mucho más ritmo que ellos. Era palpable que las barras y estrellas jugaban sin presión alguna, mientras que los de la hoja de arce seguían atenazados.

Pero en una jugada rota tras saque neutral en uno de los círculos de Ryan Miller, Richards le roba la cartera a Rafalski obligando a intervenir al portero y el rechace lo barre al fondo de la portería Jonathan Toews. Era la primera vez en el torneo olímpico que los EEUU se encontraban por debajo.

El encuentro llegaría con Canadá por delante 1-0 al primer descanso y los americanos preguntándose, qué habían hecho mal, si bien es cierto que los canadienses habían disparado más (10-8), pero las ocasiones de peligro habían sido más por parte estadounidense.

El segundo periodo comenzó igual que el primero, con los estadounidenses volviendo a meter en serios apuros a la defensa canadiense, hasta que Ryan Malone cometió una penalización tan clara como absurda. Canadá movió el puck con la superioridad, pero Miller se mostró firme bajo palos. A renglón seguido sería Canadá quien iba ver como excluían a Eric Staal por interferencia. La oportunidad era ahora para los estadounidenses en la superioridad, pero no supieron sacar provecho de ello y eso se paga...

Casi a continuación una contra conducida por Getzlaf terminó con error de Ryan Whitney defensa de los EEUU, dejando un disco suelto que aprovechó Corey Perry para conseguir el 2 a 0. Quizá demasiada renta para los méritos de unos y otros, pero los locales estaban demostrando tener mucho más pólvora en ataque y siendo más pragmáticos en su juego.

Volverían a jugar con uno más los EEUU, por exclusión de Toews, pero se notaba que los hombres de Ron Wilson habían acusado ese segundo gol en contra y en la ocasiones que tuvo que hacerlo, Luongo se mostraría impermeable. Hasta que a falta de siete minutos para el final del segundo parcial, Kesler desvío de manera maravillosa un envío de Patrick Kane. Los EEUU habían conseguido su gol de manera merecida y así reducir distancias en el marcador (2-1). De nuevo, había partido.

Con intercambio de golpes y paradas tanto de Miller como de Luongo, se llegaría al segundo descanso con igualdad en los disparos a puerta (15-15), pero con los anfitriones por delante en el marcador 2 a 1.

Quedaban 20 minutos y el partido estaba muy abierto.

El último periodo comenzó con Canadá enviando sendos disparos de Pronger y Weber a los postes de Miller en los dos primeros minutos.

Luego hubo llegadas por parte de ambos, pero sin crear grandes ocasiones. Parecía como si los canadienses intentaran atrincherarse más en la neutral, minando esa zona para contrarrestar el gran patín mostrado por la muchachada americana. Incluso Miller tuvo que intervenir con dos paradas sucesivas a una llegada de Heatley que llevaba marchamo de 3 a 1.

Los últimos cinco minutos se hicieron eternos a los canadienses y cortísimos a los EEUU. De nuevo se iba a comprobar si Canadá era capaz de administrar una renta de un gol o no, como sucediera en el partido de semis ante Eslovaquia. Sidney Crosby tuvo la ocasión de sentenciar, a falta de 3 minutos, pero se adelantó el puck en exceso y entre Kane y Miller solventaron la papeleta para los estadounidenses.

A falta de dos minutos los americanos se volcaron, con Canadá achicando de mala manera y Wilson quitando a su portero a falta de minuto y medio para meter un sexto patinador. No había otra, había que jugársela 6 contra 5 con portería vacía, incluso pidió tiempo muerto el banquillo americano a falta de 1:17. También pidió tiempo muerto Mike Babcock en el banquillo de la hoja de arce. Salieron las pizarras y funcionó la de los americanos. Parise marcó a falta de 24 segundos para que concluyera el periodo aprovechando un rebote tras parada de Luongo a disparo de Patrick Kane. Teníamos prórroga cuatro-contra-cuatro con gol de oro en vigencia. No se podía pedir más emoción a una final olímpica. El primero en marcar se llevaría el oro.

Ambas selecciones comenzaron jugando el tiempo añadido, más pendiente del rival que de ellos mismos. Ninguno de los dos se quería ver defendiendo una transición en inferioridad. Miller hizo dos muy buenas paradas a disparos canadienses, también Luongo intervino, pero apareció el que faltaba por aparecer, el que no había hecho nada hasta ahora en todo el torneo, la estrella que la gente comenzaba a dudar, la que comenzaron a cuestionarse. ¿Era para tanto este número 87?

Y el "87", el niño bonito de la NHL, capitán y campeón de la Stanley Cup en Pittsburgh, fue el que le solucionó la papeleta a Canadá, al país anfitrión, donde el hockey es cuestión de estado. El gol de Sidney Crosby a los 7:40 de la muerte súbita significó el decimocuarto oro de Canadá en estos Juegos, todo un récord. Y con ese récord, retornaba la supremacía del hockey canadiense a lo más alto, en unos JJOO, organizados en casa y con lo mejorcito de la NHL, por si hubiera alguna duda de ello.

La NHL cometería un tremendo error no acudiendo a la cita de Sochi dentro de 4 años. El hockey hielo visto aquí en estas dos semanas ha sido un monumento a aste deporte. Un deporte dicho sea de paso, a menudo muy maltratado. Esperemos que el partido de hoy haya servido para cambiar ciertos estereotipos dentro de nuestra prensa deportiva.

Lo deseamos de verdad.