Pacquiao desafía a Ali

El imponente Cowboys Stadium de Dallas está preparado para ser el escenario de la gran pelea del año. Esta madrugada (3:00 horas en Marca TV) el mejor boxeador libra por libra, el filipino Manny Pacquiao, volverá a pisar esta joya de la infraestructura texana (costó 876 millones de euros) para enfrentarse a Antonio Margarito por la corona superwelter del Consejo Mundial, en la que pretende ser la pelea a cubierto con la mayor asistencia de público del boxeo estadounidense.

Un combate en la que el filipino repetirá en el estadio situado en Arlington en el que en marzo, ante 50.000 personas, derrotó a los puntos a Joshua Clottey, tras casi un lustro conquistando al público estadounidense en los lujosos hoteles de Las Vegas como el MGM y el Mandalay.

El objetivo en esta ocasión de los promotores será superar el récord que ostenta la revancha entre Muhammad Ali y Leon Spinks, la antepenúltima pelea de El Más Grande de todos los tiempos y en la que 63.500 espectadores abarrotaron las gradas del Superdome de Nueva Orleans. Aunque una vez que suene la campana, las curiosidades se quedarán en eso y el interés residirá en ver si el filipino es capaz de derrotar a un Margarito que no ha perdido ocasión para picarle.

Burlas.

El de Tijuana no sólo asegura que ganará ("es mi oportunidad y no hay excusas") sino que se burló del preparador de Pacquiao, el respetado Roach (cuatro veces entrenador del año), aquejado de Parkinson. "Estoy listo para enseñarle que sus burlas las va a pagar muy caras", afirmó Pacquiao (51-3, 27 por KO), que acumula ya siete títulos mundiales en categorías diferentes. Margarito se disculpó, pero no evitó despertar la furia de Pacman, que parecía descentrado. Desde este año compagina el boxeo con su escaño en el Congreso filipino y los rumores de retirada tienen cada vez más fundamento. Tras el fallido combate ante Mayweather (¿lo veremos algún día?), la política parece que le tienta a colgar los guantes.

Y, aunque no se duda de que ante Margarito se volverá a ver a ese prodigio del boxeo, ya nadie asegura hasta cuándo se podrá disfrutar de sus exhibiciones. La expectación es máxima. Como si del mismísimo Cassius Marcellus Clay se tratase.