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EXPEDICIÓN GANGES 2011

De la vida a la muerte en 2.524 kms

La expedición finalizó el pasado 20 de noviembre, concluyendo así con éxito su viaje a lo largo del río Ganges. Han sido 45 días de esfuerzo humano para completar un recorrido que arrancó a 4000 m. de altitud en el glaciar de Gaumukh, y finalizó en la esquina sur de la isla de Sagar, con el Océano Índico en el horizonte.

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La sueca Elin Bernhard, el gaditano Gonzalo Suardiaz y el madrileño Juan Antonio Alegre iniciaron a primeros de octubre un viaje a lo largo de la totalidad del recorrido de este sagrado río de la India desde su nacimiento en el Himalaya hasta su desembocadura en el Golfo de Bengala. Un periplo que completaron tras totalizar 64 kms a pie, 326 kms en canoa y 2134 kms de ciclismo. Estos fueron los tres medios de transporte que utilizaron para desplazarse, donde el único combustible es la fuerza humana y la emisión contaminante "cero". Con ello pretendían hacer un llamamiento a la monstruosa contaminación que sufre el río siendo una auténtica cloaca donde verter los residuos de fábricas y ciudades.

Este desafío geográfico, deportivo, demográfico y cultural tenía presente y como referencia la expedición capitaneada por Edmund Hillary ("From Ocean to the Sky") que remontó el río en lanchas motoras en el año 1977.

Un viaje que ha tenido momentos estelares como la llegada en barca a la sagrada ciudad de Varanasi en pleno Dipawali (la Navidad india) o adentrarse en el corazón de la caótica Calcuta encima de una bicicleta. Metas volantes en su camino hacía el mar que emocionaron a los expedicionarios de la misma manera que tuvieron que sobreponerse a los días de remo con cadáveres a su alrededor, como si se encontraran en un cementerio flotante, o a la constante lucha encima de la bici en un anárquico tráfico, donde lo único que impera es el tamaño del vehículo y el arrojo del conductor.

Juan Antonio Alegre hace referencia a lo vivido guiados por la Madre Ganga; una experiencia que ha tenido tal intensidad que podría ser considerada una vida. Un viaje iniciático que seguro va a marcar a cada uno de los miembros de la expedición y espera que para hacerlos mejores personas. Un mes y medio donde ha conocido o hablado con tantas personas como en años por España.

Para Gonzalo -antes de empezar- había 2524 posibilidades de fracasar, tantas como kilómetros tenía el recorrido. De una manera o de otra, el equipo ha sabido sobreponerse a todas y cada una de las pequeñas dificultades halladas en el camino, llegando al destino final varios días antes de lo esperado y -lo más importante- en perfecto estado de salud. Todavía le cuesta creer que ningún miembro de la expedición tenga un solo rasguño, en un país donde cruzar una calle ya es de por sí toda una aventura.

Elín no acaba de comprender todavía la contradicción de cómo los indios pueden emponzoñar un río tan sagrado, y cómo pueden todas las mañanas tomar un baño purificador en unas aguas tan contaminadas, por lo humano y lo industrial. Sin duda una paradoja inexplicable para la mentalidad sueca.

En resumen, un auténtico desafío geográfico por lo extremo y el contraste del inicio, el Himalaya y el final, el Océano; desafío demográfico por los millones de personas que se han encontrado en su camino por la planicie gangética, una de las zonas más pobladas del planeta; desafío deportivo por los medios de transporte que han utilizado y desafío cultural por lo aprendido de la sociedad india y por el significado religioso e histórico de los lugares por los que han pasado.