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Europeo de Balonmano | España 24 - Hungría 24

Hungría enfría la euforia de España

Un tanto desde los siete metros de Csaszar con el tiempo cumplido impidió que España diese continuidad a la victoria lograda ante Francia el lunes.

Rubén Jiménez
Actualizado a
Hungría enfría la euforia de España

Desde la línea de siete metros y con el tiempo a cero. Así ejecutó Csaszar el lanzamiento que empataba el partido y que prohibía a España continuar con la fiesta que supuso la victoria ante Francia.

Y dejando de lado las últimas decisiones arbitrales, siempre discutibles, el empate es el resultado más justo para un partido igualado desde el primer momento y en el que ninguna de las dos selecciones consiguió despegarse del rival ni mostrar superioridad en ningún momento del partido.

Fue un partido de lucha, de defensas asfixiantes y de porteros. Al contrario de lo que ocurrió el lunes, España cambió su defensa y jugó una 5-1 apoyada en el espectacular inicio de Sierra en la meta roja. Y en ataque, todo el juego pasaba por un hombre, por Julen Aguinagalde.

La cantidad de golpes que recibe el pívot de la Selección suele ser inversamente proporcional a las infracciones señaladas a sus defensores. Pero ante Hungría no ocurrió así y España, abusando de Aguinagalde y con Cañellas convirtiendo los penaltis que provocaba su compañero en el Atlético de Madrid, tomó ventaja.

Funcionaba tan bien la defensa española que Hungría tardó más de siete minutos en marcar su primer gol. Pero fue entonces cuando aparecieron los hombres del partido en el lado húngaro. Csaszar y Mocsai. Manejando el balón y anotando. Haciendo rugir a la legión de seguidores húngaros que abarrotaban el Pabellón Vojvodina.

Y mientras el portero Mikler crecía, España sesteaba. Se dejaba remontar y provocaba que Valero Rivera se desesperase en los tiempos muertos pidiendo que el balón circulase. Y circuló, España pegó un arreón en la segunda mitad que parecía definitivo, con Alberto Entrerríos soltando el brazo y haciendo daño. Pero seguía sin despegarse de Hungría. Seguían ahí, haciendo la goma, chupando rueda.

Y así se mantuvo el partido hasta llegar a un final de infarto. España ganaba de uno, Mikler se agigantaba aún más y la bola quemaba. Fue ahí cuando llegaron las decisiones polémicas de los árbitros. Un ataque español defendido dentro del área por Hungría no era señalado como penalti. Quedaban 20 segudos y atacaban los magiares. Pero lo que no fue señalado en un área sí lo fue en la otra.

Defensa interior y siete metros. Csaszar, para culminar su partido y asegurarse que España soñaba con él esta noche, no fallaba. La Selección se llevaba un jarro de agua fría para rebajar el calentón de la victoria ante Francia. Los de Valero Rivera aún no están clasificados matemáticamente y se jugarán, el viernes y ante Rusia, el pase a la siguiente fase.