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GOLF | THE PLAYERS

Kevin Na, líder; Matt Kuchar, a un sólo golpe en Sawgrass

Na aventaja en un golpe a Kuchar y en dos a Rickie Fowler. Gran vuelta de Sergio García, que se sitúa a siete golpes de la cabeza.

Fernando López de Lorenzo
Actualizado a
Kevin Na.
Kevin Na.

Matt Kuchar es un jugador inusual. Su altura insinúa una potencia de la que no goza el estadounidense ni con el driver ni con los hierros. Su sutil juego se centra mucho más en los pequeños detalles, en la vida alrededor del hoyo. El bellyputter (un palo más largo que el putter tradicional y que se apoya en el ombligo) que usa es la punta de su florete. No importa la distancia: Kuchar siempre está cerca de encontrar el fondo del hoyo si es que no lo hace. Además, es un gran competidor. Su persistencia le hace irreductible, mientras que su afable carácter le convierte en un ídolo del entregado público americano. Todo ello le dio durante un buen rato el liderato del The Players. Kuchar (-11) se encaró con Sawgrass y le desafió con ocho 'birdies'. El campo le contestó con una bola al agua en el 17 y un susto en el 18. El TPC es un campo con demasiadas maldades esperando el fallo del golfista y Kuchar deberá saber manejarlo.

La felicidad de Kuchar llegó hasta que apareció Kevin Na. El líder (-12), tedioso por su extrema lentitud a la hora de jugar, volvió a dar la talla en un campo que le expulsó del fin de semana en cuatro de sus seis participaciones anteriores. Una dulce venganza. Sólo sus propias manías, que a punto estuvieron de costarle una penalidad, le impidieron hacer un resultado mejor. Del resto, merece una mención especial Rickie Fowler. Fowler (-9) ametralla todas las banderas que ve y dio un recital en la tercera ronda. Con sorprendente desparpajo, el mismo con el que acribilló en la segunda jornada a Sawgrass con ocho 'birdies', el joven estadounidense se arrimó a todas las banderas que pudo y cuando no acertó con los hierros, sacó brillo al putter. Fowler, que venció la semana pasada en el Wells Fargo gracias a un disparo estratosférico en el desempate ante el colosal Rory McIlroy, reventó el campo con otros siete 'birdies' y un solo borrón en el temible hoyo 18.

Otro de los interesantes movimientos que siempre ofrecen los sábados, fue el que realizó Sergio García (protagonista de la segunda mejor vuelta del día junto al venezolano Vegas y el propio Na). La incuestionable calidad del español saltó a escena en la tercera jornada. Después de realizar un doloroso doble 'bogey' en el 2 (un par 5 señalado para restar y no sumar), García sacó lo mejor de sí mismo. Se transformó. Ocho 'birdies', desde entonces, para terminar con 68 golpes, -4 en el resultado global. Sergio volvió a golpear la bola con mucha solidez y con más sentido. Además, esta vez cogió el putt con ganas. Cuando lo hace, resulta casi imparable, pues se procura más oportunidades reales de 'birdie' que muchos de sus contrincantes. Desde el hoyo 9, cuando marchaba +2 en la vuelta, contabilizó seis bajo par; seis 'birdies' sin error. Un resultado que le catapultó a una posición mucho más digna en la tabla. La reacción es, tal vez, tardía. El estratosférico concurso de Matt Kuchar y la insistencia de Na no le han echado del combate, pero han minado mucho sus opciones de victoria.

Por su parte, Tiger enseñó su lado inseguro. El Tigre se ha vuelto inconsistente, impredecible. Desperdició todas y cada una de las oportunidades que tuvo para refrescar su vuelta, para asaltar la cabeza del torneo. Y la frustración volvió a apoderarse de sus nervios. Finalizó al Par, pero dio, de nuevo, una sensación de abatimiento que había mitigado la tarde anterior. Definitivamente, la mente de Woods se ha oscurecido por completo y no sabe como aprovechar los buenos momentos que genera. Apenas dos 'birdies', para corregir la peligrosa deriva de los primeros nueve hoyos, fueron insuficientes para completar el ataque que un tímido Woods había diseñado en la segunda jornada. Diez golpes se antojan demasiados incluso para él todopoderoso Tiger. Aunque todavía queda una apasionante jornada y Sawgrass puede ser cruel con cualquiera.