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GOLF | ABIERTO BRITÁNICO

Tiger, contra Scott y la historia

El australiano mantiene un fuerte ritmo y deja a Woods a cinco golpes. McDowell escala y se coloca a cuatro. Los españoles, todos en la parte baja de la clasificación.

Fernando López de Lorenzo
Actualizado a
Adam Scott.

Tiger Woods anhela este British. Pero tiene muchos problemas enfrente. Ha ganado 14 grandes y de todas las formas posibles. No importaba si era bajo la tensión de un desempate, como el Masters de 2005 ante DiMarco, o si tenía que tirar de aplastamiento, como en el US Open de 2000. Todos ellos tenían una cosa en común: Tiger siempre iba primero al empezar la última jornada. Aquí llega la primera traba. Se trata de Adam Scott (-11) y su caddie, Steve Williams, quien fortaleció el reinado de Woods y le ayudó a conquistar 13 majors. El australiano lidera el Abierto Británico con mucha ventaja, cuatro golpes sobre McDowell (-7) y cinco sobre el propio Tiger (-6), pero la hecatombe de Snedeker (73 golpes que le dejan un acumulado de -7) en la tercera jornada deja una pequeña puerta abierta a la emoción.

Es segundo inconveniente de Tiger, demasiado fiel a un cauto sistema de juego que no le ha dado un mísero birdie en los nueve segundos hoyos en toda la semana, es el imponente golf que destila Scott. El líder no se dejó nada en ningún golpe y ni siquiera dio pie al común miedo que invade al golfista cuando Woods acecha y Tiger no acostumbra a ver esas reacciones en sus rivales. Si Scott podía hacer birdie, lo hacía; si tenía que salvar una situación complicada, disipaba dudas con su putter escoba (un putt considerablemente más largo de lo normal, que casi reposa en la barbilla). Los putts que embocó para par en el 1, 3, 12 y, sobre todo, en el 10, y golpes como la maravillosa sacada de bunker del 17, cimentaron una vuelta que le deja prácticamente solo en la carrera por este British Open y ahuyenta las necesidades de Tiger.

Eso sí, Scott tendrá que mantener al margen a Graeme McDowell. Si el norirlandés sonríe, el torneo se vuelve muy peligroso para el resto. Y McDowell no ha dejado de ser feliz en Lytham. Es en ese momento cuando su anárquico golf se hace un hueco entre los mejores, le convierte en un hombre a vigilar con detenimiento y los birdies salen con una pasmosa facilidad. Por allí aparecen otros hombres a tener en cuenta, Zach Johnson, Ernie Els (ambos -5) y, tal vez, el sorprendente valor danés Thorbjorn Olesen (-4). Más si se cumple la previsión de fuerte viento esperada en Lytham.

Por otro lado, Lytham apretó y se llevó por delante parte de la preciosa historia de Brandt Snedeker. La soltura con la que juega el golfista estadounidense le otorgaba el beneficio de la duda sobre si aguantaría el tipo cuando el tremendo peso del British reposase sobre sus hombros. La responsabilidad le superó y cinco bogeys en siete hoyos destruyeron el trabajo de las primeras jornadas, aunque dos birdies finales aliviaron la cargada tarjeta. Pase lo que pase, Snedeker ya ha hecho historia y puede sentirse orgulloso de su gran labor en Lytham.

Por último, los españoles cerrarán mañana una participación lejos de la esperada. Jiménez (+3), Larrazábal y Fernández-Castaño, +4, y Cabrera-Bello, +7.