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MUNDIAL | HUNGRÍA 22 - ESPAÑA 28

España se da un festín ante la Hungría de Laszlo Nagy

La selección ha logrado su cuarta victoria ante Hungría y demuestra ante un rival de nivel (14-14 al descanso) condiciones para pelear por el título. La defensa, en especial Ariño, y Sterbik, claves.

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El lateral de la selección española Alberto Entrerríos (c) intenta lanzar ante los jugadores de Hungría, Kornel Nagy (i) y Laszlo Nagy durante el partido correspondiente a la cuarta jornada del Mundial de balonmano España 2013, grupo D, disputado hoy en la Caja Mágica de Madrid.
Javier LizónEFE

Se esperaba que fuesen los grandes los encargados de frenar a Laszlo Nagy desde el 6-0 que iba a proponer Valero Rivera, pero resultó que el hombre del partido acabaría siendo el bisoño Aitor Ariño, un debutante que ayer se consagró con la Selección. Entró de titular por culpa de una lesión de Rivera (no jugó), y luego tuvo que sacrificarse cuando Valero Rivera ordenó un 5-1, individual sobre Nagy, que ya no fue el mismo, y sólo marcaría dos goles más cuando parecía que iba camino de destrozar a España.

Además, Arpad Sterbik apareció para desangrar la moral de los húngaros, en especial de su central Csazsar, al que prácticamente ayer le hizo que tenga pesadillas durante muchas noches.

Esfuerzo. En realidad, el portero sólo era el colofón a la buena defensa y al esfuerzo de todo el equipo, completándose la máxima generalizada de que cuando hay un jugador capaz de exprimirse, imprime ese carácter a sus compañeros. El caso es que no racaneó nadie, que todos aportaron y se multiplicaron en el noble esfuerzo de evitar los tiros cómodos de los húngaros, y si bien en la primera mitad el cuadro magiar mantenía una excelente circulación para encontrar situaciones de superioridad, en la segunda se convirtió casi en un equipo vulgar.

Además, en ataque, Sarmiento volvió a ser el jugador vertical y agresivo que buscaba la portería sin mucho problema, y cuando había que darle aire al extremo Ariño y Cañellas no podía jugar (problemas intestinales), Sarmiento pasó al extremo y Ruesga tomó el mando.

Y en el extremo derecho, la eficacia: entre Víctor Tomás y Rocas aportaron 11 tantos, lo que desequilibraba a la selección húngara.

Si en la primera mitad Antonio García estuvo dubitativo en el relevo al sobrio Alberto Entrerríos, en la segunda se entonó para ser una gran ayuda en la primera línea, con Maqueda o Montoro en el otro lateral.

Con esta victoria España se asegura, al menos, la segunda plaza del grupo de Madrid, y disputará los octavos de final en Zaragoza. Mañana luchará ante Croacia por la primera posición.