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EL PERFIL

'Blade Runner', un referente para el deporte paralímpico

Con unas prótesis de fibra de carbono llamadas cheetahs, irrumpió a los 17 años en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 como un huracán. Ha pasado de héroe a villano.

Actualizado a
Pistorius.
EFE

El 22 de noviembre de 1986 nació en Sandton, un municipio cercano a Johannesburgo, Oscar Pistorius. El bebé no tenía peronés y a los 11 meses sufrió una amputación de la parte inferior de sus dos piernas. Un hecho que no le impidió hacer una vida normal en la que podía ir a la escuela, jugar al tenis, hacer rugby y... correr. Era un adolescente más hasta que a los 15 sufrió un nuevo batacazo: perdió a su madre.

Oscar se refugió en el atletismo, el deporte que le convertiría en una estrella. Con unas prótesis de fibra de carbono llamadas cheetahs, irrumpió a los 17 años en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 como un huracán. Venció en los 200 y e hizo bronce en los 100. Se ganó el apodo de Blade Runner (corredor laminado).

El nivel de Oscar, que se consolidaba en los 400, crecía año tras año hasta el punto de que llegó a correr a la altura de los deportistas no discapacitados. Su nuevo reto era medirse a ellos en Pekín 2008, pero se encontró con el obstáculo de la IAAF. La Federación Internacional le impedía competir en sus campeonatos al considerar que las cheetahs le daban ventaja. Pero Oscar peleó, fue al TAS y este dictaminó en su favor. Podría correr. Aún así, no acudió a China porque no hizo la mínima (si estuvo en los Paralímpicos donde se llevó tres oros). Fue en 2011, en los Mundiales de Daegu (Corea) donde pudo cumplir parte de su ilusión al hacer la mínima y marca personal (45.07). Pasó las eliminatorias y se fue en semifinales. Pistorius era una celebridad.

En 2012, su sueño se hizo totalmente realidad. Estaba en los Juegos de Londres. También cayó en semifinales. En los Paralímpicos ganó dos oros y una plata, pero su brillo se manchaba al criticar el tamaño de las prótesis del brasileño Alan Oliveira, que le superó en 200. Un simple borrón no comparable al fatídico episodio de ayer: el que le ha hecho pasar de héroe a villano.