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VI NACIONES | ITALIA 22 - IRLANDA 15

Irlanda sucumbe ante Italia

Primer triunfo transalpino sobre los irlandeses en el partido de despedida de Lo Cícero, tras 103 duelos internacionales. Gran actuación de los azzurri.

Actualizado a
Irlanda sucumbió por primera vez ante Italia.
Efe

Los encuentros deportivos siempre andan prestos a producir contrastes extremos, el primero de ellos el que enmarca al victorioso frente al derrotado. La disonancia de ayer en el Olímpico de Roma entre la festiva Italia y la hecatombe en forma de lesiones que acabó de arrasar a los irlandeses resultó tanto o más acusada. Ningún mérito se le puede restar a Italia, otra vez. Ninguno. Pese al infortunio irlandés, las dos expulsiones temporales de O’Driscoll y Ryan o su intentona final: Italia aseguró el triunfo con los golpes a medias de Orquera y Gonzalo García, y gritó en la primera parte un ensayo de puro empuje anotado por Venditti, el ala de la Azzurra. Se despidió después de 103 partidos el pilar Andrea Lo Cicero, entre lágrimas, y media hora después Italia celebraba el primer triunfo de su historia frente a los irlandeses.

El primer tiempo vino a sintetizar la historia de este equipo de Declan Kidney, que pudo vivir su último encuentro como seleccionador del Trébol. En verano acaba contrato y el ruido ha crecido a su alrededor. Ya suenan relevos. Kidney no ha podido levantar al equipo de la amarga fila de lesiones que lo ha acechado en los últimos tiempos. Tuvo pérdidas antes, durante y hasta el último día del torneo: lo suyo ha sido una fatalidad en movimiento, lo que le ha deparado un torneo con un solo triunfo, el inicial ante Gales, y la amenaza de la Cuchara de Madera si Francia gana por 16 puntos, y mete un ensayo, a Escocia esta misma noche.

Sexton, que iba a reaparecer tras superar su lesión muscular, se dañó un pie esta semana y fue baja de última hora. Ya durante el choque, mientras Italia tomaba la iniciativa en el marcado aprovechando los golpes de castigo, primero cayó el ala Keith Earls, después su relevo Fitzgerald y, finalmente, el centro Marshall. Llegó un momento en que no quedó otro remedio que mandar al flanker O’Mahoney a jugar de ala, toda una rareza que explica el estado del equipo irlandés a esas alturas del choque.

Por si todo eso fuera poco, Brian O’Driscoll, el inspirador centro, fue expulsado por pisar a un contrario en el pecho durante un ruck a la media hora de partido. Esa jugada, que en el viejo rugby estaba autorizada si el contrario impedía la salida limpia de la pelota, ha sido proscrita ahora, buscando seguridad y limpieza. A Irlanda se le posó un enorme nubarrón sobre el juego mientras en las gradas del Olímpico borboteaba la fiesta. En el partido mandaban los italianos, encarnados en su medio de melé, Gori, el hombre que dinamizó con acierto, tensión y velocidad el juego italiano. En ese momento el bloque de Brunel, dominador en las touches, en la posición en el campo y en la propiedad de la pelota, ya ganaba 6-3, después de rebasar la primera ventaja irlandesa en el arranque del partido. Ante el siguiente golpe de castigo, Gonzalo García tomó los trastos y anotó durante la ausencia de O’Driscoll, cuyo futuro en verde está pendiente de su propia decisión este verano. Jackson redujo diferencias antes del descanso y el partido se dispuso a una segunda mitad descarnada en todos los aspectos.

La creciente presión italiana dio sus frutos enseguida. Orquera metió una patada profunda para fijar a la defensa irlandesa y presionar, Gilroy no aseguró la recepción e Italia ganó el derecho a jugar una melé en territorio enemigo. Un escenario para frotarse las manos en el concepto italiano del rugby. Fue a partir de esa secuencia cuando su juego por el eje, alimentando las percusiones cerca de los agrupamientos, horadando la moral y el físico irlandés con caballería ligera y pesadas bayonetas, acabó con una carga colectiva en la que Venditti logró posar la pelota entre la interminable maraña de cuerpos. Barnes, el árbitro, había intuido la marca pese a la dificultad de la acción. Como es preceptivo, echó mano del juez de televisión e Italia vio concedido el único ensayo del encuentro, que los llevó a un 16-6 ominoso para los irlandeses.

Sin embargo, el equipo de Kidney extrajo de su derrumbe el último orgullo. Aprovechó una amarilla a Sergio Parisse, el capitán italiano, para entregarse a una cabalgada larga, inversa a las caídas de tensión que ha vivido a lo largo del torneo en los segundos tiempos. Con O’Driscoll trabajando como un delantero más en los rucks, en el tiempo de ausencia de Parisse Irlanda sumó tres golpes de Paddy Jackson, muy compuesto en su trabajo con el pie, y apretó el marcador hasta un delirante 16-15. La ola mexicana del primer tiempo, el festivo ambiente del Olímpico, la ovación a las lágrimas de Lo Cicero en su despedida, habían dejado paso a la tensión incontenible de un final apretadísimo. Ahí, la defensa italiana recuperó la compostura a tiempo. Apretaron los dientes todos los jugadores de Brunel y absorbieron el empuje de Irlanda, que comenzó a sentir la presión del tiempo. Donncha Ryan y Connor Murray vieron sendas tarjetas amarillas. Y en sus expulsiones temporales murió la tentativa irlandesa. Orquera cobró dos penales más e Italia levantó por el aire su segunda victoria en el torneo (algo que no lograban desde 2007) y un cuarto puesto asegurado en este Seis Naciones tan promisorio, pese a todo, para la Nazionale.