BOXEO
Timothy Bradley retuvo el título en una pelea dramática
El campeón welter ganó a los puntos a pesar de sufrir mucho en varias fases del combate.
Timothy Bradley retuvo su cinturón mundial del welter (OMB) después de vencer al ruso Ruslan Provodnikov a los puntos (decisión unánime) en Carson, California. El estadounidense, que exponía el título que arrebató hace nueve meses de manera polémica a Pacquiao, logró convencer a los jueces después de doce asaltos dramáticos en los que no estuvo exento de dificultades.
Porque el ruso demostró que a su pesada mano le acompañaba también un gran coraje, cóctel peligroso encima de un ring. Comenzó buscando a su rival, en teoría superior técnicamente, y vaya si lo encontró. Castigó con dureza al norteamericano que hasta llegó a caer, aunque el árbitro apuntó que fue por un resbalón, por lo que ni se le hizo cuenta atrás ni, posteriormente, se vería reflejado en las tarjetas de los jueces.
A partir del tercer asalto el californiano Bradley, que peleaba en casa, mejoró. Y es que Provodnikov, si bien dejó una gran imagen en su primer combate por un Mundial, también pareció no saber rematar una confrontación que, por momentos, tuvo de cara. El caso es que el norteamericano tomó aire y su boxeo lo notó.
Hasta el punto de empezar a hacer mella en el rostro del aspirante, que en el ecuador del combate ya lucía un corte en el ojo. Bradley dominó la pelea hasta el último asalto, que fue dramático. Provodnikov conectó varios golpes duros y notó que el campeón se tambaleaba. Esta vez sí se convenció de que era su oportunidad y le hizo caer a falta de pocos segundos para el final. Bradley fue capaz de levantarse y terminar, lo que a posteriori le dio el título.
Los jueces mostraron las tarjetas: 114-113, 114-113 y 115-112. Bradley (acumula 30 victorias sin derrotas) encaraba este combate con el objetivo de recuperar el crédito perdido tras la injusta victoria sobre Pacquiao. Y retuvo su cinturón, aunque de nuevo con dudas. El aspirante (22 triunfos y 2 derrotas) se marchaba después de mostrar una gran imagen, pero quizás pensando que se le había escapado una gran oportunidad.