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LA INTRAHISTORIA

Kid Pambelé, oro y oscuridad

Alberto Salcedo Ramos ha levantado un monumento con su escritura al primer campeón del mundo que tuvo Colombia.

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Kid Pambelé, oro y oscuridad

Alberto Salcedo Ramos es un cronista de la sorpresa y de la pérdida. Boxeadores retirados, y fracasados, triunfadores que pasaron al olvido, cantantes de vida exagerada, seres anónimos a los que él levanta el monumento de su escritura

Entre las historias que conoció de chico y que convirtió luego en asuntos de su extraordinaria manera de narrar, Kid Pambelé, "el primer campeón del mundo que tuvo Colombia", antes de que Gabriel García Márquez ganara el premio Nobel de Literatura en 1982. Su triunfo sucedió diez años antes, el 28 de octubre de 1972. Desde entonces, todos los años en esa fecha, Antonio Cervantes, que ese es el nombre de Pambelé, se levanta de la cama sintiendo que aún es campeón del mundo.

"Kid Pambelé nos enseñó a ganar. Antes", dice Salcedo Ramos, "sólo sabíamos perder, hasta el punto que cuando le empatamos a la URSS, en 1960, en un campeonato del mundo (quedamos 4-4, después de ir perdiendo 4-0), nos hicimos la ilusión de haber ganado una batalla".

Entonces, los colombianos, que se ríen hasta de su sombra, hicieron una broma con las iniciales CCCP que llevaban los soviéticos en la camiseta. Según ellos, CCCP quería decir "Con Colombia Casi Perdemos".

"Fue una fiesta nacional, casi declaramos día cívico en todo el país". Le recuerdo a Salcedo el chiste peruano que cuenta Bryce Echenique sobre el locutor de radio que se exalta transmitiendo un Brasil-Perú: "Avanza Perú, avanza Perú ¡Gol de Brasil!" Él recuerda el dicho propio de los colombianos: "Jugamos como nunca y perdimos como siempre"

"No estábamos acostumbrados a ganar, hasta que surgió Pambelé. Como la derrota era nuestro elemento, no hacíamos mayores exigencias. A veces íbamos a Argentina a jugar y perdíamos 2-0 y había fiesta ¡porque sólo nos metieron dos! Éramos unos perdedores".

El libro sobre Pambelé se titula El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé. "Nos enseñó a ganar; peleó en las grandes plazas de boxeo del mundo y fue un héroe Yo lo vi muchos años después, para mi libro. Íbamos en un taxi, en un trancón en Bogotá. Él se impacientó, se fue del automóvil, y lo perdí. Estuvo como tres minutos fuera de mi vista, caminando solo hacia la salida de aquella calle. Cuando lo reencontré, ya le habían hecho muchos la señal de la victoria, lo habían reconocido y agasajado. Él se había acostumbrado a ganar pero ya no era sino un veterano que vivía soñando con su triunfo. Y lo recordaron, esos tres minutos fueron su gloria. Alguien le regaló un sombrero de ala ancha, y le pidió que se lo pusiera. "¿Para qué? ¿Para que no me reconozcan?" Él vivía de su leyenda, y le gustaba conmemorarla cada año, como si cada año se parara el mundo el día exacto en que se proclamó campeón del mundo. La primera vez que ganó Colombia".

Hasta que, en 1982, ganó Gabo el Nobel. ¿Por qué te gusta tanto el boxeo, Alberto? "Leí en un libro de la novelista norteamericana Joyce Carol Oates que el boxeo es el único deporte en que no se utiliza el verbo jugar. Es una metáfora de la lucha del hombre por la supervivencia. En boxeo pierdes tú solo, no lo puedes compartir, y además pierdes ante mucha gente que está allí para ver cómo te rompen las costillas. Me gusta verlo".