Verónica Cuadrado: "Hay que dejar el paso a las jóvenes"

Verónica Cuadrado dijo basta tras clasificar a España para el próximo Campeonato del Mundo. La cántabra (Santander, 1979) seguirá en la Liga danesa, y se va de la Selección con 177 partidos en los que ha conquistado un bronce mundial, una plata europea, y un bronce olímpico.

-¿Por qué se va si se necesita una pivote de 1,84 metros como usted?

-Me voy porque hay que dejar el paso libre a gente joven. Ya tengo 34 años, y es el momento de cuidarse. El cuerpo ya no aguanta el tute al que me sometido tantas temporadas sin descanso.

-Está usted perfecta.

-Me cuido, pero la espalda me pasa factura. Es mi peor recuerdo del balonmano, la lesión que me dejó sin acudir a unos Juegos Olímpicos, pero hasta eso lo doy por bueno como experiencia. Han sido muchos años en la Selección, y dejo muchos amigos y muchos recuerdos.

-¿Cómo le dio por el balonmano?

-Porque me obligaron a elegir, porque yo jugaba también al baloncesto, pero en Cantabria, en infantiles, no podías tener licencia por dos deportes distintos. Y aunque en casa se enfadaron porque querían que jugase al baloncesto, preferí el balonmano.

-¿Ya era rebelde de niña?

-Pues no creo, porque yo siempre he sido muy buena y responsable, no se crea. Simplemente porque me divertía más. En casa querían la otra opción porque se jugaba en canchas cerradas, y así era más cómodo para todos, porque allí llueve mucho y resulta que al balonmano se jugaba al aire libre.

-Dicen que es usted una llorona.

-Un poco sí. Los dos últimos partidos con la Selección intenté que no se me cayesen las lágrimas, pero al final no lo pude evitar. Me emocionaron todas.

-¿Se va a arrepentir de esa decisión?

-Está muy meditado: por la edad, porque me tengo que cuidar, porque ya no me recupero con la misma facilidad.

-Hay quién dice que se retira pensando en ser madre.

-Por ahora tengo sobrinos, y sin la llamada personal de la maternidad. No pienso en ello.

-¿Va a seguir en Dinamarca?

-Será mi tercera temporada. Empecé en los Randers, y luego pasé al Kif, un equipo modesto que ha terminado en quinta posición. Y ahora me ha vuelto a contratar el Randers, aunque ya veremos si cumplo el contrato completo. Jugar en España cada vez se pone más difícil; ahora hay que emigrar, casi por obligación. A mi, personalmente, me tratan muy bien en Dinamarca.