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MUNDIALES DE ATLETISMO

Edwin Moses: “El que se dopa debería terminar en la cárcel”

Edwin Moses tuvo una racha de 122 victorias en 400 vallas y ganó el oro olímpico en Montreal 1976 y Los Angeles 1984. Siempre fue un innovador en la lucha contra la trampa.

Actualizado a
Edwin Moses.

—Desde que era atleta, siempre estuvo presente en los programas de lucha contra el dopaje, siempre le inquietó. Ahora, además de ser un portavoz distinguido de la Fundación Laureus y Embajador Permanente de la IAAF, ha presentado su candidatura a la presidencia de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA/AMA), aunque el Comité Olímpico Internacional se decantó el viernes por nominar a Craig Reedie, ya aquí en Moscú. ¿Qué hay tras todas estas inquietudes?

—Se puede ver en mi trayectoria, desde que en 1988 fui uno de los que ayudó a crear el programa de controles por sorpresa. Hay que llegar hasta donde sea preciso para proteger el derecho de los atletas limpios. Siempre me gustó dejar claro que los tramposos debían tener la sensación de que arriesgan muchas cosas cuando usan drogas prohibidas para elevar su rendimiento. Cuando se habla de dopaje, debemos tener claro que nos encontramos en una guerra.

—¿A qué se refiere?

—Se trata un conflicto, que tiene el dinero de fondo, entre esos atletas y deportistas que prefieren competir limpios y los que intentan estafarles mediante el uso de sustancias ilegales. Estos últimos son simplemente eso, estafadores. Los que compiten limpios deben tener completa seguridad de que se les protege a toda costa. De no hacerse así, su posición será cada día más endeble.

—¿Tiene ideas nuevas?

—Pienso que el que se dopa conscientemente y es sorprendido con todas las pruebas debería recibir el tratamiento de cualquier criminal corriente; debería acabar en la cárcel. Es incalculable el daño que este tipo de gente ha causado al deporte, a los deportistas y al público.

—¿Hasta ese punto?

—No veo por qué debería sorprender si un dopado recibiera el tratamiento de un criminal. El perjuicio es increíble. Muchos de ellos han robado, literalmente, un montón de dinero que se le ha arrebatado a muchos deportistas limpios. Han roto vidas. Algunos deportistas que eran limpios han terminado desesperados: algunos se han dopado por emulación. Otros, hartos, han abandonado sus carreras. Muchos deportes, el ciclismo o el mismo atletismo, han sufrido incalculables perjuicios económicos y en credibilidad y popularidad. Los responsables de estos daños deberían pagar como cualquier criminal. En EE UU, el Caso Balco trajo una situación de ‘shock’, pero estoy seguro de que nuestro atletismo es ahora mucho mejor y más limpio que antes de esa investigación. Aunque aún queda mucho por hacer.

—En relación al atletismo, ¿qué cambios ve ahora entre su época y la actual? ¿Sigue los 400 metros vallas?

—Nosotros íbamos mucho más por libre. Ahora es un calendario como más rígido, pero en 400 vallas se tiene la ventaja del día de descanso entre semifinales y final. Se puede correr más rápido. Nosotros teníamos que correr tres carreras en tres días. Sigo los 400 vallas, pero no como una misión diaria. En una gran competición importa cómo se llegue a ella mentalmente y cómo se ejecute en las rondas decisivas. Pesa mucho la experiencia y eso es algo que se demuestra en hombres como Félix Sánchez.