Madrid 2020, de vuelta a casa y sin ganas de seguir la carrera

El viaje era el mismo que el jueves, pero al revés, y las caras otras. El grueso de la delegación de Madrid 2020 llegó a Barajas sobre las 05:30 horas. Con ojeras en el rostro tras más de doce horas de viaje pero una sonrisa en la boca. Sin dramatismos ni tragedias. Sin ambiente de funeral. La opinión era unánime: “Nos dejamos la vida y más no se pudo hacer”.

En la puerta del avión, en el Aeropuerto de Ezeiza, Air Europa tenía dispuesta la prensa para los pasajeros. Pero no la del domingo, sino la del sábado. Las portadas del sueño de Madrid. El “Buenos Aires para Madrid 2020” de la primera de AS contrastaban con la dura realidad de la derrota en primera ronda.

Alejandro Blanco, presidente de la candidatura, se sumó al vuelo chárter mientras Ana Botella y los ministros José Ignacio Wert y José Manuel Soria volaban en el avión del Príncipe. Y Blanco, el hombre que ha tirado del carro de la candidatura, fue recibido por sus fieles, los presidentes de federaciones, con un aplauso. Abrazos, agradecimientos y de nuevo emoción.

Luego vendrían los corrillos donde el aire flotó la idea de que para Madrid sería absurdo intentarlo en el 2024. “Sería de locos”, decía un miembro de la candidatura. Blanco no lo dijo así, pero quedó claro que tampoco está por la labor tras el varapalo. “Es el momento de parar y reflexionar mucho, mucho, mucho. Y escuchar, porque lo del sábado no tiene una explicación lógica. Y van tres candidaturas seguidas”.

Pau Gasol, faro de España, también quiso volver a Madrid con los otros 16 deportistas que le arroparon en Buenos Aires (Felipe Reyes regresó en el avión privado de Florentino Pérez). Sus más de dos metros se acoplaban al lado de Mireia Belmonte, Ona Carbonell o Jennifer Pareja en la clase turista. Campeón de Europa, del mundo, de la NBA, doble plata olímpica… Sabía dónde estaba su sitio. Patricia García, joven jugadora de rugby que acudió al estar en el programa ’20 de 20’ no se cortó. Le colocó en el pasillo y le enseñó cómo hay que trabar las piernas para hacer un placaje. Ejemplo de compromiso el de Pau.

Luego vino un plácido sueño. Y el aterrizaje en una ciudad que se enganchó a una ilusión con aplausos de nuevo a Blanco. Y la despedida amarga a un sueño.