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En su autobiografía

Usain Bolt: “Tras Pekín, las mujeres se tiraban a mis pies”

La coronación de Bolt como mejor atleta del mundo coincide con la publicación de su autobiografía: ‘Más rápido que el Relámpago’. Habla de su necesidad de sexo y de fiestas.

Actualizado a
Shelly-Ann Fraser-Ryce y Usain Bolt, con sus trofeos.
Reuters

El sexo parece ser tan importante para Usain Bolt como la velocidad. Más o menos lo sugiere en su libro, publicado en inglés con el título Faster than Lightning (Más rápido que el Relámpago). Coincide con su coronación, de nuevo, como mejor atleta mundial del año. Estos son algunos de los extractos de su autobiografía, de momento disponible sólo en inglés.

Éxito con las mujeres. Reconoce que siempre había tenido fortuna con las chicas, pero añade: “Después de mi éxito en los Juegos Olímpicos de Pekín se me tiraban a los pies. Podía elegir a la que quisiera. Me ponía en plan ‘Bueno, ¿ésta? ¿O quizá ésta? No, tú, vente conmigo. Yo tenía 22 años y me daba la impresión de estar en una tienda de chuches”.

Prohibición de sexo. Bolt asegura que su entrenador, Glenn Mills, quiso intervenir en sus andanzas sexuales. “Me quiso prohibir tener sexo, pero si le hubiera hecho caso me hubiera vuelto loco. Yo lo tenía claro: para ganar a lo grande y ser rápido hay que darle caña”. En el sentido sexual de la palabra, se entiende.

La ‘caña’ de sus padres. El campeón olímpico y mundial de 100, 200 y 4x100, y récordman del mundo en estas pruebas, asegura que tiene una gran relación con sus padres. Y cuando hablan, dice, siempre sale a relucir el tema sexual. “Da igual de lo que charlemos, del tiempo, o de coches, pero mi padre siempre sale con lo mismo: ‘Hijo, todo va bien. Yo estoy bien, tu madre está bien y de momento sólo hacemos que darle caña al asunto”.

Accidente de coche. Bolt dice que cuando tuvo que ser operado en los pies tras un accidente de carretera, con anestesia epidural, no le importaban tanto las plantas de los pies heridas, sino que su pene tardó en recuperarse más de lo que él esperaba.

Cachetes paternos. El mejor atleta del mundo cuenta que su padre le pegaba “cuando era niño y hacía travesuras” y le daba “con el cinturón o con la mano”. Y parece agradecerlo: “Me ha permitido saber la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal”.

La salida nula. Bolt se escapó (salió antes del disparo) en la final de los 100 metros del Mundial de Daegu 2011. “Una voz interior me dijo: ‘¡Vamos! ¡Corre!”. Tenía una especial ansiedad, que se volvió en su contra.

Las fiestas. La alegría de vivir de Usain, presente también en las pistas, se expresa de la siguiente manera: “Nunca renunciaré a las fiestas. El baile es mi válvula de escape. No quiero que nadie me robe la alegría. Tengo que divertirme para mantenerme cuerdo”. De hecho, Usain ejerce como DJ en las más famosas discotecas de Kingston... y a veces en Europa.