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WATERPOLO I EUROPEO MASCULINO

Empate para el optimismo de España ante la potente Croacia

Minguell, con cuatro goles, lideró un gran partido de la Selección (8-8), que evidenció la mejora y que aumenta las opciones de pasar a la siguiente fase.

Actualizado a
Ratko Stritof pugna con Gabil Hernández.
REUTERS

La Selección masculina creció en el segundo partido del Europeo de Budapest y arrancó un empate ante la potente Croacia (8-8) que aumenta las opciones de pasar a los cuartos de final y pelear por las medallas. Fue un partido igualado, tenso, con cuatro minutos finales taquicárdicos porque no se movió el marcador por mucho que ambos equipos buscaban ese ansiado gol de la victoria. El equipo de Gabi Hernández mejoró defensivamente con respecto al debut ante Hungría, peleó como siempre y en ataque también fue más contundente, aunque desaprovechó algunas superioridades y un 8-7 final en el que pudo sentenciar. No obstante, fue un partido excelente de los españoles que aumenta el optimismo.

El partido no empezó demasiado bien. El lanzador croata Sukno, que ante Alemania en el primer partido había fallado sus ocho remates, empezó marcando los primeros (2-0). La defensa española se ablandó, dejó espacios e Iñaki Aguilar estuvo desprotegido. Lejos de hundirse, los de Hernández empezaron a carburar gracias a un acertado Minguell, jugador que ocupa prácticamente todas las posiciones del equipo. Tras el gol de Español, se encargó de poner el 2-2 y, ni cortó ni perozoso, marcó los siguientes tres goles de España (5-5). España fallaba superioridades pero seguía con vida gracias a su defensa y a la complacencia de Croacia, muy lejos de su nivel competitivo de otros años, paralizada por la selva de brazos españoles en defensa.

El tercer cuarto repitió la igualdad. Apareció Español para marcar dos goles de penalti y poner por delante a la Selección (6-7) y Aguilar hizo tres paradas de mérito para redondear la tarde. Los jugadores se lo creían y la victoria estuvo a un tris de producirse. Croacia únicamente marcó cuatro de sus 14 superioridades, un balance que habla por sí solo de la buena actuación defensiva de los jugadores de Hernández. Pese al arreón croata, con goles de Sukno y Loncar (8-7), apareció Molina para palmear un pase en la posición de boya y empatar el partido.

Fue en ese momento cuando el partido se convirtió en un juego de ajedrez. España salvó una inferioridad y no tuvo la misma ventaja que los árbitros le habían dado a los croatas en el siguiente ataque. Así murió el partido, en la zona de nadie, conformes los dos equipos con un punto que les deja con mucha vida para los siguientes partidos. La diferencia de goles puede resultar decisiva, pero el equipo español demostró que va a más y en ese juego de sensaciones puede ser el caballo ganador.