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DIAMOND LEAGUE EN ESTOCOLMO

Ruth Beitia fue tercera en altura, en la que venció la rusa Kuchina

Séptima plaza para la hispano-cubana Indira Terrero en los 400 metros y octavo puesto para Borja Vivas en lanzamiento de peso.

Actualizado a
Ruth Beitia durante la altura de la Diamond League de Estocolmo.
AFP

La undécima reunión de la Diamond League aquejó a una especie de resaca a algunos atletas que habían brillado en los recientes Europeos de Zúrich. Por ejemplo, Renaud Lavillenie, el zar francés de la pértiga, el hombre que más ha saltado impulsado por la garrocha (6,16 metros), se estrelló tres veces contra 5,60, su altura inicial, que debería ser un trámite para él. Pero fue su tumba.
Y a Ruth Beitia le pasó algo similar, en una prueba en remojo por la lluvia. Saltó 1,90, pero no pudo con los 1,94 que intentó a continuación. Nada que ver con la mujer que se elevó majestuosamente por encima de 2,01 en los Europeos de Zúrich, mejor marca Mundial del año.
Venció la rusa Mariya Kuchina, plata en la ciudad suiza, que saltó 1,94 y luego fracasó en 1,98. La segunda posición fue para la lituana Airné Palsyte (1,94). Ruth tendrá esta temporada otras oportunidades para intentar batir su récord español (2,02 metros). Pero, de momento, que a Ruth le quiten su segundo oro continental...
Borja Vivas compitió en una prueba de lanzamiento de peso que equivalía a una final mundialista. O casi. El gigante malagueño acabó octavo, y pasó de nuevo de los veinte metros: 20,02. Su temporada está siendo gloriosa y cada vez se perfila más como la alternativa al mítico Manuel Martínez.
Las marcas, en todo caso, fueron peores de lo esperado. Otra vez la resaca europea, unida a la inactividad momentánea de los atletas ajenos al Viejo Continente. Venció Reese Hoffa, seis centímetros más allá de los 21 metros. El campeón europeo, el alemán David Storl, tuvo otra leve resaca y fue tercero, porque también le batió el neozelandés Walsh.
Indira Terrero, española de origen cubano, sufrió igualmente los efectos post-europeos: séptima con 52.70 en una carrera en la que nadie bajó de 50 segundos.