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BÁDMINTON | MUNDIAL

Emperatriz Carolina Marín, nueva campeona del mundo

La española conquistó el Mundial tras vencer a la número uno del mundo, la china Xuerui Li, en tres sets (17-21, 21-17 y 21-18) en un partido para la historia.

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Emperatriz Carolina Marín, nueva campeona del mundo
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Carolina Marín es la nueva campeona del mundo de bádminton. La onubense de 21 años conquistó el oro contra todo pronóstico tras derrotar en un partido histórico a la número uno de mundo y campeona olímpica, la china Xuerui Li, en tres sets (17-21, 21-17 y 21-18). Tras el último punto, cuando vio que el volante rematado por Li chocaba en la red, Carolina se tiraba al suelo y lloraba. Había roto el dominio asiático, una gesta histórica que no lograba una jugadora no asiática desde 1999. 15 años después, la Emperatriz es de Huelva y se llama Carolina Marín.

Pero no fue fácil para la campeona de Europa y desde hoy, mundial. Su rival no había perdido ni un set en todo el campeonato y pronto demostró la razón. Saltó a la pista muy enchufada y pronto se puso por delante (5-0). A Carolina le costó entrar en el partido, pero cuando lo hizo, se vio que podía tener armas para responderle (9-7) y que no se iba a rendir (14-12). Aún así, Li no dejó escapar la manga (21-18).

El segundo set fue el punto de inflexión. La china comenzó a dar signos de debilidad a la vez que Carolina parecía haberla estudiado bien. Cruzaba todo el rato el volante intentando evitar los remates fáciles de su rival, que encima ya no estaba tan fina en los puntos tensos en la red. Li, que en todo el torneo de Copenhague no había encajado más de 17 puntos en una manga, veía como la onubense se llevaba el encuentro al tercer set (21-17).

La tercera manga fue de infarto y el encuentro, para enmarcar. Cada jugadora acusaba la terrible exigencia de un partido que se fue a la hora y 18 minutos a un ritmo altísimo, como colofón a una semana a partido diario. Aún así, Carolina parecía más fresca de ideas y piernas (7-5). No obstante, la calidad de la campeona olímpica china le daba para rachas de buen juego que la hacían meterse en el partido (8-11).

Pero Carolina no iba a dejar escapar la oportunidad, mostrando en los puntos finales una madurez tremenda, más cuando se llegaba al último tramo con todo por decidir (17-17). Mientras Li acusaba el cansancio y paraba el partido por problemas en el tobillo, Marín se mostraba tranquila, sabiéndose mejor y cerrando el encuentro 21-18.

Fue cuando se tiró al suelo, al estilo de su admirado Rafa Nadal, para llorar por la gesta lograda. También se emocionaba su familia en la grada, presente durante todo el torneo. Carolina Marín se había convertido en la nueva Emperatriz de un deporte cuya reina ya no es asiática. Es española de Huelva.