Gonzalo Pérez acaba con todas las ilusiones del Naturhouse
El Barcelona no dio ninguna opción al equipo riojano, el último rival en ganarle un partido de Liga. El 23-34 final se decidió en los primeros minutos con un 0-7.

Un partido entre los dos primeros del año pasado, Barcelona y Naturhouse, en Logroño, donde el Barça había perdido por última vez en la Liga hace ya 40 partidos ligueros, prometía más de lo ofrecido en la pista. Sin duda, porque muchas veces puede más la víscera que la razón, y no se piensa que este equipo azulgrana es tan superior que no da opciones. Y menos cuando aparece en la portería un pulpo como Gonzalo Pérez de Vargas, el joven portero internacional español, que firmó en este encuentro una de esas tardes extraordinarias.
El toledano prácticamente amargó la vida a dos rivales antes compañeros, como Juanín García, al que detuvo un par de manos a manos, y a Albert Rocas, a quien incluso paró un penalti. Por encima del 40 por ciento, la aportación del guardamenta fue colosal.
Pero no sólo él, todo el equipo, brilló en Logroño, donde Xavi Pascual apostó por una novedad en la estrategia del juego: prácticamente jugó la mayor parte del encuentro con el cambio de Morros por Lazarov en defensa y con la rotación de los dos pivotes y unos minutos para Sarmiento, aunque en el último cuarto también entrasen Jallouz por Karabatic, Ariño, Saubich y Gurbindo. Pero no fue el típico relevo de reloj de otras ocasiones, no; en este partido exprimió a los mejores para decidir el choque sin mayores complicaciones.
Y lo logró el Barça con la nueva disposición. Primero, porque logró un 0-7 inicial antes de los 10 minutos que puso en evidencia a la defensa local, porque en este choque el Naturhouse no fue el equipo duro y contundente de otras veces. La movilidad de los barcelonistas les abría tantos espacios que se colaron una y otra vez, o, de los contrario, Entrerríos rompía a sus macadores con fintas, y Lazarov sacaba su brazo derecho desde nueve metros para lanzar sin oposición.
La eficacia ofensiva del Barcelona dejó en entredicho al Natuhouse, que buscó soluciones con cambios de jugadores, pero no tuvo su tarde. Los centrales no dieron continuidad al juego, los lanzadores no tuvieron espacios, y no hubo balones para el pivote Ángel Moreno. Lo único que funcionó fue el contragolpe, en lo que fue mejor que el Barça, especialmente gracias a sus dos extremos de relevo, Pedro Rodríguez y Ángel Fernández.
La última derrota del Barça en la Liga queda totalmente olvidada con ese 23-34 final, que de alguna manera dejó sin aliento a los 3.500 aficionados que llenaron en el Palacio. Posiblemente pensaron que habría menos diferencias, pero no contaron con que el Barça salió a jugar antes que los jugadores locales.