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Rugby

Reinserción a través del mundo del rugby, el ‘milagro Alcatraz’

Detrás de ron Santa Teresa hay una historia de reconciliación de bandas criminales en un municipio de Venezuela, a través del balón oval y el trabajo en su hacienda.

Actualizado a
El rugby se ha convertido en imagen de Santa Teresa debido al Proyecto Alcatraz que tanto ha cambiado a la comunidad de Revenga, en Venezuela.
Proyecto Alcatraz

En Revenga todo el mundo conoce el rugby. Para los más de 40.000 habitantes de este municipio del estado venezolano de Aragua, el balón oval ha transformado la vida de su comunidad. Hace una década la tasa de homicidios se elevaba a 114 por cada 100.000 habitantes y el pasado año fue de 12. Un ejemplo de cómo los valores del deporte pueden salvar vidas, literalmente. Y el germen de este esperanzador dato para un país donde la violencia es un problema mayúsculo fue una idea: el Proyecto Alcatraz.

Un programa creado por Alberto Vollmer, presidente de Ron Santa Teresa, una multinacional que ha adoptado el rugby como seña de identidad. Su campaña publicitaria y de imagen, muy presente en España, gira alrededor de este proyecto que nació casi de casualidad. “Los valores del rugby son los que queremos compartir. Nuestro presidente recurrió a ellos para intentar solucionar el problema de toda una comunidad”, explica Juan Medina, gerente de marketing a nivel mundial.

Aquel problema que encaró Vollmer ocurrió en 2003, cuando tres malandros (delincuentes) se colaron en la Hacienda Santa Teresa en Revenga, le dieron una paliza al vigilante y le robaron el arma. Posteriormente uno de ellos fue localizado por el jefe de Seguridad de la finca, Jimin Pérez, pero Vollmer no lo entregó a la policía, sino que le ofreció un trato: pagar su delito trabajando en la hacienda. Aceptó, y a él pronto se unieron más miembros de su banda. Jimin se encargó de ponerles a prueba. Pero ellos respondieron, quizá sí querían cambiar de vida.

El problema llegó cuando la banda rival de los ‘nuevos empleados’ de Santa Teresa también aceptó unirse al programa. Se presentaba una asignatura más difícil aún, la reconciliación.

Pasión. Ahí fue cuando Vollmer recurrió a su vieja pasión, el rugby. Reunió a las dos bandas. Muchos ni siquiera habían oído hablar de rugby: “Era un lenguaje que podían entender. Se juega duro, pero limpio y en equipo”.

Juan Medina cuenta que aún así se dieron situaciones tensas: “No se pasaban el balón, pero el propio rugby les condenó a entenderse”.

Hoy más de 2.000 jóvenes han pasado por el proyecto con gran porcentaje de éxito. ‘Alcatraz’ tiene varios equipos y un campo en la finca. “Al principio decían los rivales: ‘Ahí vienen los malandros. Se les exigió ser los más deportivos”. Varios integrantes han llegado a la selección.

Cárceles. El proyecto no quedó ahí. Si había ayudado a delincuentes en las calles, también podría hacerlo con los que cumplen condena. Un proyecto dirigido por el propio Vollmer. La figura de un presidente de una firma tan importante en el patio de una cárcel hacía que los reclusos aparcasen la desconfianza: “Llevamos mucho tiempo en Venezuela y queremos estar mucho más. Eso es imposible sin una acción social en favor de la comunidad que te rodea”.