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BADMINTON | ABIERTO ALEMANIA

Carolina Marín cayó en una final donde acabó muy nerviosa

La española no pudo con Sung Ji (15-21, 21-14 y 6-21). En el tercer set la actuación de un árbitro con poca paciencia la dejó al borde de la descalificación.

Actualizado a
Sung Ji y Carolina Marín.
Sung Ji y Carolina Marín.

Quizá fue la tensión de las últimas semanas, simplemente un bajón puntual o la poca paciencia de un árbitro, pero Carolina Marín se quedó a las puertas de su primer título del año en el Abierto de Alemania en un final de partido en el que la española pareció tener la mente muy lejos de la pista. Tras una primera manga de dominio de su rival y a la postre campeona, la surcoreana Sung Ji, y una reacción magnífica de la onubense en el segundo set, Carolina se descentró en la manga definitiva quedándose a las puertas de su primer título del año.

La campeona mundial española había sido capaz de remontar un primer set (el primero que cedía en el torneo) que Sung Ji, número cuatro del mundo, se había apuntado (15-21). Lo hizo desplegando su mejor juego e intentando llevar la iniciativa desde el principio. Gracias a eso y a algún error de su rival, fue capaz de llevar el partido a la manga definitiva (21-14).

Entonces llegó la desconcentración. La surcoreana comenzó mandando (1-4) y el partido estaba desembocando hacia puntos largos y espectaculares donde Carolina fue capaz de ir acortando la desventaja (6-3). Pero, a la vez, la española estaba dialogando continuamente con el árbitro, que no le pasó una y decidió amonestarla, por pérdida de tiempo, con tarjeta roja, dos en total (la tercera era descalificación), y la pérdida de puntos. La española terminó el encuentro, aunque pareció estar muy lejos de allí (6-21).

Un final extraño para un torneo impoluto de la onubense, que había accedido a la final sin ceder ni un solo set. Una gran actuación que llegaba tras la polémica que ha salpicado al bádminton español después de que Federación y jugadores entrasen en conflicto por una normativa de derechos de imagen. Carolina, como líder de los jugadores, ha sido la principal voz de estos durante las negociaciones en los que llegó a mediar el Consejo Superior de Deportes.

Tras la final, en el podio, Carolina Marín mostró un rostro serio tras una final que no recordará con especial cariño de este Grand Prix Gold (tercer escalón del circuito). Su premio de subcampeona, unos 4.000 euros, se verá además disminuido en algo ya que las amonestaciones que decidió mostrarle el árbitro pueden acarrear además multa económica.