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Champions League

El deseo del Naturhouse fue insuficiente ante Veszprem

23-31 ganó el equipo magiar en Logroño, demostrando su superioridad ante el limitado conjunto español, que al menos demostró amor propio

Actualizado a
Víctor Vigo, central del Natuhouse
FERNANDO DIAZDIARIO AS

Salvo milagro imposible, el Naturhouse se despidió ayer de la Champions aunque aún le queda el encuentro de vuelta en Hungría, pero será el Vezsprem el que esté en cuartos de final. Se impuso en Logroño 23-31 (10-15), y eso que el equipo de casa sacó el amor propio y el orgullo para plantar cara al campeón húngaro, que, hombre por hombre, es netamente superior al equipo riojano.

El 0-4 inicial con que empezó el Vezsprem preveía lo que podía ocurrir luego: un paseo marcial en toda regla. Y aunque Sulic fue un estilete en el pivote a lo largo del partido (nueve goles), cuando ajustó la defensa el Naturhouse, fue cerrando esa vía de agua que hundía su barco. La conexión con él, la movilidad por los seis metros, generaba tantos problemas que decidía el choque.

Una vez corregido a medias ese problema, se entró en la igualdad, en el intercambio de goles, en las pequeñas rachas, y se llegó al descanso con un claro 10-15. En los húngaros sólo con el pivote e Ilic (cuatro tantos) sumaban tantos goles como el Naturhouse, aunque también es cierto que no sólo otros cinco jugadores de Ortega sumaban goles para el Veszprem.

Lo que parecía decantado en el descanso cambió radicalmente en la segunda mitad, y con una salida en tromba local Ángel Fernández tuvo el empate a 16 en sus manos, pero falló posiblemente su acción más sencilla de todo el choque (seis goles), y fue como si al Naturhouse le clavase un ancla el pensar que tenía la igualdad a mano, y en 10 minutos recibió un 4-8 ya imposible de remontar (19-24).

El último cuarto de hora fue la lucha del amor propio y del orgullo contra lo imposible, porque hoy por hoy este Veszprem es inabordable, y ese gesto lo apreció el público local que aplaudió a los suyos por la buena temporada que ha hecho en Europa, llegando por primera vez a los octavos de final. El equipo húngaro, tan españolizado desde el banquillo (Ortega) a la pista (Chema, Ugalde y Ruesga) y que tiene en el castellano como segundo idioma oficial, se llevó a casa la clasificación.