NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BARCELONA WORLD RACE

Altadill: "Acabar una vuelta al mundo en casa es especial"

Con el IMOCA Open 60 'Neutrogena' y con el chileno José Muñoz como compañero completó en segundo lugar la séptima de sus diez vueltas al mundo que ha realizado.

BarcelonaActualizado a
Guillermo Altadill muestra su alegría en su llegada a Barcelona.
GILLES MARTIN RAGET/BWR

 Para Guillermo Altadill ha sido la séptima vuelta al mundo completada de las diez que ha iniciado. Esta vez en la modalidad de A Dos (dos tripulantes) y en la madrugada del martes cruzaba, con el IMOCA Open 60 Neutrogena y con el chileno José Muñoz como compañero, la línea de meta de la tercera edición de la Barcelona World Race en segunda posición tras 89 días, 11 horas, y 47 minutos en cubrir un recorrido total de 27.791 millas náuticas (51.946 km).

 ¿Qué ha sentido al cruzar la llegada?

—Una enorme satisfacción porque poder acabar una vuelta al mundo en casa es algo especial. Me siento muy feliz de acabar la prueba porque ese era nuestro objetivo y, además, hacerlo sin parar; esto último no ha sido posible, pero terminar en segunda posición es para estar muy contento. El haber podido acabarla es probablemente uno de los mejores momentos de mi carrera

A sus 52 años, casado y con cuatro hijos, es el navegante español que más millas (unas 430.000) ha recorrido y más vueltas al mundo (siete) ha completado. Además, cuenta en su haber con dos récords de velocidad alrededor del globo

¿Tenía una espina clavada con esta prueba?

—Más o menos. Desde que se creó la regata, la había querido ganar, pero ni tan siquiera la había podido acabar. Al final, lo he conseguido y, además, en segunda posición lo que es muy meritorio.

¿Fue el peor momento la parada en Nueva Zelanda para reparar un problema eléctrico grave a bordo?

—Hubieron muchos momentos buenos y malos durante del recorrido, pero cuando decidimos que teníamos que parar en Nueva Zelanda fue el peor.

¿No hubo más remedio?

—Fue inevitable. Estábamos a 200 millas(370 km) detrás del líder, el  Cheminées Poujoulat, y tomar la decisión de parar no fue fácil, pero no podíamos enfrentarnos al Pacífico Sur sin poder cargar las baterías y usar la potabilizadora.

¿Fue tan grave la pérdida de tiempo?

—No perdimos sólo 24 horas por penalización, sino que también perdimos el sistema meteorológico de nuestro rival. 200 millas en una regata tan larga no es nada, pero pensar en lo qué hubiese podido pasar sino hubiésemos parado son conjeturas. Probablemente. Bernard Stamm y Jean Le Cam nos hubiesen ganado igual.

¿Fueron ellos superiores?

—El parar fue una decisión dura, pero tienes que conservar el material y saberlo arreglar; es parte del juego. No hay ninguna excusa porque Le Cam y Stamm navegaron casi sin ningún error y merecen la victoria que han logrado. Nosotros cometimos algunos errores y somos segundos con justicia.

¿Se sintieron frustrados?

—Es muy duro que cuando estás 200 millas por detrás del líder, algo que en una regata oceánica no es nada, tengas que desviarte y hacer la parada obligada por reglamento de 24 horas. Cuando te reincorporas a la flota y ves que ya tienes a los de detrás tan cerca y al líder ya tan lejos y piensas que el trabajo que has hecho hasta entonces no te ha servido de nada.

 ¿Hubo mucha presión de los rivales en esos momentos?

—En ese momento tomé una decisión y tirábamos los correos de los partes de posiciones porque teníamos que ir a nuestro ritmo. Si ves que un barco persigue tan cerca es cuando fuerzas el tuyo y  rompes. Nunca supe cuán de cerca estuvo el Gaes de nosotros.                            

¿Cómo navegaron las últimas tres semanas casi sin cominicaciones?

—Eso fue el 7 de marzo. En una trasluchada (virada), la escota de la vela mayor arrancó las antenas del satélite, del GPS y del tracker (posición). También la antena del iridium (teléfono satélite) dejó de funcionar. Pudimos comunicarnos mínimamente gracias al iridium de emergencia que estaba en la balsa de salvamento.

Fue como ir a ciegas. ¿No?

—No sabíamos las posiciones de los demás. Hablábamos con la organización y nos daban un parte meteorológico muy escueto, pero sin archivos GRIB (de posicionamiento) no podíamos planificar la ruta, así que navegábamos a la antigua. La verdad, si tengo que hacer otra vuelta al mundo, lo haré así, porque he navegado mejor sin tener información.

Su hijo Willy cruzó el lunes por la tarde el cabo de hornos por primera vez compitiendo en la Volvo Ocean Race. ¿Qué le parece?

—Me alegré mucho cuando le dijeron Willy que se incorporase al Mapfre en la tercera etapa dela Volvo Ocean Race —Vuelta al mundo por escalas—. Tiene sólo 22 años y eso representa que tiene una gran carrera por delante en la navegación oceánica. Además, que tu hijo pase por el cabo de Hornos unos días después que tú, es algo que me llena de orgullo.