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POLÍTICA ANTIDROGA

El juicio a Aaron Hernandez deja tocados los controles antidoping

El ex de los Pats, juzgado por asesinato, consumía unos 30 cigarrillos de marihuana al día y pasaba sin ningún problema las pruebas por consumo de sustancias prohibidas de la NFL.

Actualizado a
Aaron Hernandez consumía hasta 30 cigarrillos de marihuana al día cuando era jugador de los Patriots.
POOLREUTERS

Con el juicio a Aaron Hernández por homicidio en plena ebullición hemos aprendido que el extight end de los Patriots probablemente mató a una, dos o tres personas… De esto ya nos hacíamos una idea, pero lo realmente sorprendente ha sido lo que han revelado las pruebas y testimonios del juicio: que los controles antidoping de la NFL son una auténtica broma.

El ex de los Pats consumía marihuana a tutiplén. Profusamente. Copiosamente. Más que suficiente como para que él, un gigantón de 110 kilos, anduviese morado todo el día. Varios de los que testificaron ante el juez dijeron que Hernández promediaba unos 28 gramos al día, ¡lo que equivale a 30 porros diarios! La cifra debe que ser una exageración, pero demuestra que lo del antiguo '81' de New England sí llegaba a nivel de vicio.

Las pruebas presentadas durante el juicio han hecho que varios medios estadounidenses se hagan la misma pregunta: ¿por qué Aaron Hernández nunca dio positivo? La respuesta ha revelado el submundo de los controles de la NFL, una de las facetas menos serias de la liga.

El Boston Globe recogió palabras de agentes y antiguos trabajadores médicos de la liga y la respuesta corta es que los controles son absurdamente fáciles de batir: “Los controles son sólo una vez al año, por lo que muchos nos referíamos a ellos como tests de inteligencia. Cada jugador sabe cuando será la prueba de orina y sólo tiene que tomar precauciones alrededor de esas fechas”.

“Si un jugador da negativo, no se le hará otras prueba hasta la siguiente offseason, entre abril y agosto. Pero la trampa es que la NFL, para evitar gastos de viaje y varios controles, siempre hace las pruebas cuando están todos los jugadores juntos: al principio de la pretemporada”, dijo un exmédico de la liga. Un agente entrevistado incluso llegó a decir que muchos jugadores lanzan fiestas porreras en sus casas para celebrar el paso del control antidrogas anual.

Pese a lo revelado sobre los hábitos de Hernández durante sus años como jugador, no hay reforma a la vista. La NFL, avergonzada, nunca reconocerá lo ridículos que son sus controles. A la mayoría de aficionados, teniendo en cuenta que la marihuana no proporciona ninguna ventaja competitiva, nos da igual. Mientras que los jugadores no van a querer hablar y provocar cambios a un sistema que tienen completamente dominado. Para ellos, los Josh Gordons y Jerome Simpsons (jugadores suspendidos por consumo de marijuana) simplemente tienen pocas luces.