Los Seahawks disimulan con la violencia de género

En su primera elección este año en el draft, los Seattle Seahawks escogieron al defensive end Frank Clark, de la Universidad de Michigan. Era la segunda ronda, pues la primera la dieron en el traspaso de Jimmy Graham, y el movimiento llevó a mucha gente a la sorpresa. Después de un año negro en la NFL debido a los escándalos de violencia de género, el actual campeón de la NFC se la jugaba con un tipo muy problemático en ese aspecto.

El asunto se vuelve aún más turbio cuando desde el equipo se asegura que se hizo una investigación exhaustiva sobre Clark antes de elegirle. Y, entonces, sucede que, como tantas veces, el encubrimiento, la mentira, es peor aún que el delito en sí. Porque la versión de los Seahawks resulta muy difícil de creer. 

Frank Clark fue detenido, y encarcelado, por agresiones a su novia el pasado mes de noviembre. En cuanto se supo lo que había pasado su entrenador en Michigan, Brady Hoke, le echó. No es que fuese una noticia que apareció sólo en la prensa que sigue a los Wolverines sino que fue comentada en profundidad en todos los grandes medios norteamericanos a nivel nacional: ESPN, CBS, Yahoo, Fox... Es imposible estar en el mundo del fútbol americano, mucho menos si es un ojeador de talento universitario, y no haber conocido el asunto con cierta profundidad.

Pero es que, además, la investigación llevo a dos testigos a ser claves en el esclarecimiento de los hechos. Kristie Colie, una vecina de habitación de Clark y su novia en el hotel donde se produjo la agresión, explicó a la policia que "la chica había sido definitivamente golpeada. Estaba inconsciente, noqueada, y luego empezó a moverse muy lentamente". Un hermano de la víctima había sido testigo, así mismo, del delito y describió como el jugador agarró por el cuello a la chica cuando esta se defendió del primer puñetazo, la lanzó al suelo con violencia, se puso encima de ella y la golpeo.

Pues bien, en la exhaustiva investigación que los Seahawks llevaron a cabo sobre el jugador antes de draftearle no preguntaron a ninguno de estos dos testigos, como descubre hoy el  Seattle Times.

Además, no era la primera vez que Frank Clark tenía problemas con la justicia pues en el año 2012 había sido condenado por un delito de asalto a vivienda en segundo grado.

La conclusión es que los Seahawks han querido elegir a un jugador problemático porque lo consideran muy válido para jugar en la NFL. El problema no es ese, claro, sino que han querido embadurnar el asunto con excusas que nadie puede creerse, pues su investigación es o una pantomima o una chapuza, y han metido a la liga, muy concienciada (a la fuerza ahorcan) con los delitos de violencia de género, en otro problema de relaciones públicas. Si Clark no vuelve a cometer ningún delito es probable que todo esto se olvide. Sino, en Seattle tendrán que escuchar los reproches de mucha gente.