Víctor Tomás fue el estilete del Barça ante el Puente Genil

Por unos minutos, por esos instantes tan cortos que siempre tienen los partidos, parecía posible la sorpresa, el sorpresón, el milagro de que Goliat no pudiese con David. Pero fue un espejismo que todos conocíamos: cuando la máquina azulgrana se puso en marcha, el Puente Genil careció de cualquier opción, 34-23, aunque hubiese dejado buenos momentos en la primera parte, con ventajas mínimas para llegar al descanso ya tocado: 15-12.

Es que el Barcelona actual, campeón de todo, aunque jugase sin Lazarov y con Rutenka saliendo de una lesión, es tan superior que asusta, Y no se puede decir que el Puente Genil saliese derrotado, no, que Barbeito estudio la manera de alargar los ataques, de evitar el intercambio de goles, donde ahí no hay opción, porque el Barça es certero, y el resto genera dudas.

También es cierto que este era el partido al que se le podía sacar partido al desgaste del Barcelona, que ha llegado como campeón de la Champions, y ya ha entrado en el declive tras una temporada que empezó luchando por un título en el verano y termina la campaña en primavera luchando por otros.

Víctor Tomás fue el más afectivo del Barcelona (8 goles), pero todos aportaron; mientras que en el Puente Genil, su goleador Chispi (6 goles) ya no aportó en la segunda parte, y con Baena, que jugará en la Selección por Aguinagalde, en la primera parte fue un fajador y en la segunda ya quedó relegado por los azulgrana.