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La catástrofe aguarda a los muy caros Los Angeles Dodgers

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Al final de la novena entrada del partido de ayer, y televisado para todo el territorio de los Estados Unidos en el partido más importante de cada semana en el mundo del béisbol, Los Angeles Dodgers se las habían apañado para no conseguir ni una sola carrera. De hecho, se las habían arreglado para no arrancar ni un sólo hit a Jake Arrieta, el pitcher de los Chicago Cubs que, de esta forma, entraba en la historia.

El hecho es serio, pero no pasaría de anecdótico en condiciones normales. Los equipos de la MLB a veces tienen noches tontas. Incluso los que tienen, con mucha diferencia, la mayor cantidad de dinero invertida en salarios de toda la competición. Pero es que es la segunda vez que los Dodgers conceden un no-hitter. La segunda vez en diez días. Hace poco más de una semana que Mike Fiers, de los Astros, dejó en evidencia a tan estupendos bates.

Combinemos estos hechos con dos datos devastadores: los Dodgers pagan más de 306 millones de dólares en salarios, cuando la media es de menos de 120 millones de dólares, y tienen un porcentaje de bateo de .252, por debajo de la media de la liga que está en .254.

El ataque de los Dodgers se ha hundido.

Creo que hay algunos factores que son esenciales para imaginar un mal futuro para un equipo de la MLB. El vivir a expensas de los home runs me parece uno de los más importantes. Cuando un equipo se olvida de las pequeñas cosas, del smallball, de esas bases que se roban, de esas que se corren con criterio, de la defensa posicional, de entender que es crucial poner la bola en juego aunque no sea rompiéndola, es cuando más miedo me da. Es como ese equipo de baloncesto que vive del triple: mal asunto.

Pues el gran equipo de Los Angeles ha alcanzado ese punto, y eso es como para ponerse nerviosos. Porque viven colgados de esos dos pitchers increíbles que son Clayton Kershaw y Zack Greinke, y a veces con eso no te llega.

Ahora mismo están 3.5 partidos por delante de los San Francisco Giants y, viendo como están los equipos de la NFL Central, es muy probable que ambas potencias, ambos rivales, se estén jugando un puesto en los playoffs. Y que nadie dude de que cualquiera de ellos que se quede fuera estará ante una pesadilla y un fracaso sin paliativos.

Hoy comienza una serie que les enfrenta. No es necesario que haya grandes retos por el medio para enzarzar a ambos enemigos de la costa Oeste. Pero lo cierto es que los Giants llegan habiendo olido sangre y con un grupo, liderado por Madison Bumgarner, capaz de hacer sufrir a un ataque angelino que se las apaña muy bien para sufrir ellos solitos.

La catástrofe aguarda a Los Angeles Dodgers. No pueden quedarse fuera de playoff con esa barbaridad comprometida en salarios. No pueden seguir siendo un equipo que no impresiona a nadie en ataque. No pueden permitirse que los Giants les sigan metiendo el miedo en el cuerpo. Pero, como demostraron Arrieta y los Cubs ayer, el equipo tiene miedo. Y saben que cosas peores pueden estar aún por llegar.