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RUGBY | MUNDIAL

Biggar y el Dragón abrasan Twickenham ante Inglaterra

Gran reacción final de Gales para remontar (25-28) que podría dejar a la anfitriona fuera de su Mundial si Australia gana al XV de la Rosa.

Actualizado a
Gales celebra siu triunfo ante Inglaterra.
BEN STANSALLAFP

Gales firmó otra página histórica en este Mundial de Rugby (la primera fue la victoria de Japón a Sudáfrica) tras ganar a Inglaterra en Twickenham (25-28) con una gran remontada épica, en los últimos diez minutos y final y pese a la plag. Una especie de 'Twickenhamazo'. El Dragón no sólo venció a su eterno rival sino que además puede sacarlo de su Mundial si Australia, muy potente, derrota a los ingleses el próximo sábado. Tampoco es descartable un triple empate (que el XV de la Rosa gane a los Wallabies y éstos a Gales...) y que haya que tirar de calculadora. Pase lo que pase, la noche vivida en Londres no se olvidará en Gales en toda la vida.

El choque arrancó interesante, sin tanteos. No había tiempo que perder. Inglaterra cometió dos infracciones seguidas y eso lo aprovechó Biggar para colocar entre palos el primer golpe de castigo. El XV de la Rosa respondió ganando una melé, también buscando en carrera a Watson y encontró el empate al arrebatar un scrum en mitad de campo y pedir palos para Farrell. Dan Cole cometía penalti y Biggar volvía a adelantar a los galeses. Sería la última vez que el Dragon fuera por delante... o eso parecía. Farrell respondió con un gran drop desde lejísimos y otro golpe de castigo. La apuesta de Lancaster por el apertura funcionaba. La clave de la primera parte llegó cuando Inglaterra decidió jugar a la mano. Tras un line, acción rápida que acabó con el veloz May entrando por una esquina por una mala defensa del Dragón en un ruck. Twickenham estallaba. Farrel transformaba y el marcador era de 16-6. Los locales estaban más cómodos, no como Gales, empeñada en entrar con fases en juego estático. Cuando optó por abrir, ya muy al final de la primera mitad, provocó el penalti con el que Biggar hacía el 16-9. Todos a vestuarios. La sensación era de igualdad táctica, con el diferencial de que Inglaterra sí que había sabido encontrar la tan deseada puerta.

Tras el descanso Gatland no movía ficha. Todo seguía igual. Inglaterra parecía estar más segura y se mantenía el intercambio de golpes. Farrell contra Biggar. Esto provocó que a diez minutos del final, y después de intentar sin éxito el Dragón acercarse en el marcador, llegara una remontada de las que hacen historia. Gatland había perdido por lesión a tres jugadores (Scott Williams, Amos y Liam Williams) y tuvo que colocar al medio melé suplente como ala y recomponer la línea zaguera de al mejor forma posible. Pues bien, el medio melé suplente, Lloyd Williams, jugando en el ala se inventó una patada magnífica en un contragolpe para que Gareth Davies posara bajo palos. Transformó Biggar. El Dragón, con el empate, se creció aún más. Luego forzó un penalti en el centro del campo y Biggar, para redondear su gran noche, también pasó el oval sin dudar. Con tres puntos abajo al XV de la Rosa le quedaba ir a por el empate o buscar un ensayo ganador. Tuvo lo primero a dos minutos del final. Pero estaba escorado. El capitán Robshaw se hizo el héroe y en vez de mirar a palos amarrando el empate, mandó buscar la touch para luego ensayar. Salió mal. Gales recuperó el balón dos veces en dos jugadas de line seguidas y ahí se acabó el partido. Y empezó la fiesta en el país del Dragón, ante la sonrisa y la atenta mirada del heredero real William y su esposa Kate. Su hermano, Harry, que al contrario lucía el emblema inglés, se fue a casa más serio.