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ARIZONA CARDINALS 22 - SAINT LOUIS RAMS 24

Nick Foles se hace mayor en un Rams-Cardinals para hombres

El QB de Saint Louis lanza dos extraordinarios pases de touch down para dar a su equipo una enorme victoria en un partido protagonizado por las defensas.

Actualizado a
Nick Foles en el partido que su equipo ganó a los Cardinals.
Christian PetersenAFP

El partido que le han ganado los Saint Louis Rams a los Arizona Cardinals por 24 puntos a 22 ha sido duro, peleado en las trincheras, lleno de errores, feo, con las defensas dominando, tosco, trabado, áspero.

Ha sido uno de los mejores partidos del año y, huelga decirlo, mi favorito de lo que va de temporada.

La principal conclusión que se puede sacar del mismo es que Nick Foles se nos ha hecho mayor. Le ha salido barba y se le ha puesto la voz grave con dos pases monumentales que han decidido un duelo en el que sólo de esa forma se podía ganar. Haciendo algo extraordinario que rompiese el altísimo nivel de las defensas.

El primero de los pases a los que me refiero es el que le da a Stedman Bailey en la esquina derecha de la end zone. Con una precisión y un toque dignos de cualquiera de los grandes QB de la liga, Nick evitó la agobiante presión del pass rush de los Cardinals, algo a lo que se acostumbró a vivir toda la velada, y alcanzó a su receptor, que se puso a dormir con el balón como almohada de la tranquilidad que le dio ver que su QB era capaz de soltar semejante maravilla.

Pero el segundo fue, incluso, mejor. Con el partido igualmente apretado, y en la red zone, hizo un amago que dejó seco a todo el cuerpo de linebackers, a los safeties y a medio estado de Arizona para, tras giro de muñeca, regalarle un touch down a Tavon Austin. Bravo, Nick Foles, bravo.

Y es que era eso o perder. Era batir a esa defensa por lo artístico o sucumbir a una batalla física entre dos grupos de jugadores que no rehuyeron la pelea en ningún momento.

Arizona no jugó mal. En absoluto. Su derrota se explica por dos asuntos que, hasta este partido, dominaban. Uno era el no perder el balón y el otro aprovechar todos sus viajes a la red zone.

Con decir que de los 24 puntos de los Rams, 17 llegaron tras pérdida de balón de los Cardinals queda explicado lo primero. Es más, empezaron perdiendo 7-0 porque en el retorno de kickoff cometieron un fumble. La primera en la frente.

Y en cuanto al segundo de los factores, las cinco primeras veces que se asomaron a la yarda veinticinco de los Rams se marcharon con un field goal entre las piernas. Ahí el gran mérito fue de una defensa monumental, la de Saint Louis, que incluso pudo sobrevivir a la fea lesión de Alec Ogletree. Laurinatis, fantástico hasta entonces, se tuvo que multiplicar y eso dejó algún agujero en el medio de la defensa, algo que permitió los esfuerzos finales de los de Arizona y el único TD de la noche para Carson Palmer.

No obstante, ni la defensa asfixiante ni un Nick Foles soberbio en los momentos de la verdad hubiesen sido suficientes para derribar a estos grandes Cardinals. No. Al potaje aún le faltaba un ingrediente más: Todd Gurley.

Los aficionados de los Rams pensaban, cuando eligieron a Gurley en el draft, que tenían ante ellos poco menos que al Mesías, aquel que habría de llevar el peso del ataque en el lustro venidero. Echar las campanas al vuelo es una tontería tras sólo un partido de estas dimensiones, pero lo cierto es que el muchacho se presentó ante la NFL en todo su esplendor en este partido de hombres.

El corredor, sobre el que hay que recordar que hace menos de un año se partió los ligamentos, completó una segunda parte de ensueño. Pasó de las 130 yardas y de las 10 yardas por carrera. Machacón y veloz atravesó el medio de la poblada, y dura, línea de los Cardinals en más ocasiones de las que podríamos creernos viendo lo que habíamos visto en la primera parte.

Es más, puso la guinda al partido con dos carreras finales que demostraron que además del físico le acompaña la inteligencia. En un tercer down, con un minuto por jugar, se negó a salir por la banda para obligar a Arizona a quemar un tiempo muerto, y en la siguiente jugada, tras conseguir el primer down y tener el camino libre para el touch down, renunció al mismo tirándose al suelo y asegurando la victoria de su equipo. Hay que decirle lo mismo que a Foles: Chapeau, muchacho, chapeau.

Algo tienen los Rams que dan lo mejor de sí mismos contra su propia división. Tras esta hermosa y profunda batalla de trincheras se encuentran con dos victorias, pues ya ganaron a los Seahawks en el inicio del año, y en buena posición para pelear por el título de la NFC Oeste, a la que tratan con más dureza que al resto de la liga.

Y los Cardinals, pues poco se les puede echar en cara, quizás salvo una OL demasiado porosa, pues esta primera derrota del año ha llegado ante un rival que ha aprovechado sus virtudes al máximo. Eso sí, una duda nos queda con Arizona, ¿son legítimos si han ganado a Chicago, New Orleans y San Francisco, y han perdido con Saint Louis? La respuesta en semanas venideras.