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PREMIOS AS DEL DEPORTE

Carolina Marín: "Fue un gran año y la gente lo ha valorado"

La campeona mundial de bádminton Carolina Marín recibió de manos de su amigo el patinador Javier Fernández su segundo Premio AS.

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Carolina Marín: "Fue un gran año y la gente lo ha valorado"

Recién llegada de Dubai, donde ha participado en el ‘torneo de maestras’ del bádminton, Carolina Marín cambió su uniforme y su raqueta por un elegante conjunto de blusa y pantalón con el que acudió al Hotel Palace de Madrid para recoger su segundo Premio AS. Si la Federación Internacional (BWF) le entregaba la pasada semana el reconocimiento a la mejor jugadora de 2015, los lectores de este diario no han querido ser menos y la han votado para que se la homenajee como lo que es: una referencia mundial del deporte español.

Así se ha confirmado en una temporada que ha sonrojado a todo aquel que osó poner techo a la onubense. Dos títulos Premier, tres Superseries, revalidar el oro mundial, el número uno del ránking... Si en 2014 la andaluza era la nota exótica de la élite mundial dominada por Asia, este año se ha convertido en la rival a batir: “Todos los títulos de este año son importantes, no me podría quedar con ninguno, y este Premio AS lo que muestra es que la gente ha valorado todo lo que he trabajado”. Un galardón que le entregó su “compañero de clase” en la Residencia Blume y otro de los premiados, el patinador Javier Fernández. Como anécdota, durante la entrega volvió a escuchar, como hizo en el podio del Mundial de Yakarta, el himno de Pemán.

Aquel oro fue uno de los momentos cumbres de la temporada de este torbellino andaluz, que como ayer demostró, fuera de la pista se transforma. Y uno de repente se encuentra con esa chica de 22 años, de sonrisa sincera y desparpajo andaluz, que agradeció humildemente la ovación de los asistentes. Y eso que sólo ella sabe todo el sacrificio que le ha costado llegar hasta la cima. Quizá piense en ello en cada ya famoso grito con el que descarga tensiones y amedrenta a sus rivales en la pista. Ayer, ante el reconocimiento merecido que le tributó el mundo del deporte, se reservó su cara más dulce.