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ATLETISMO

Aries Merritt, con un riñón trasplantado, ya piensa en Río

El plusmarquista mundial y oro olímpico en 110 mv cuelga sus entrenamientos "absorbentes" en las redes y se muestra optimista: "Espero un mágico 2016".

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Aries Merritt, con un riñón trasplantado, ya piensa en Río

El 28 de agosto de 2015 el estadounidense Aries Merritt, plusmarquista mundial y campeón olímpico de los 110 metros vallas, alcanzó el bronce en los Campeonatos del Mundo de Pekín. Cuatro días más tarde su única hermana, LaToya Hubbard (apellido de casada), le cedía uno de sus riñones en un trasplante efectuado por un equipo médico de élite en la Clínica Mayo de Phoenix (Arizona).

“Era consciente de que podría no volver a correr jamás”, dijo el atleta de Marietta (Georgia), de 30 años. La operación salió bien y en estos días prepara en su lugar de residencia en Texas el regreso a la élite, con los Juegos Olímpicos de Río como objetivo. “Mi último entrenamiento ha sido absorbente”, ha escrito en su cuenta de Instagram.

Aries Merritt es la última joya de la inagotable cantera norteamericana de vallistas altos. Ya de joven mostró sus habilidades, con una medalla de oro en los Mundiales Júniors de Grosetto, pero su gran año fue 2012. En invierno, oro mundialista indoor en Estambul; en verano, oro olímpico en los Juegos de Londres y, para remate, récord mundial (12.80) en la Diamond League de Bruselas, no muchos días después.

Pero luego llegó la pesadilla. En 2013 se le diagnosticó una rara enfermedad renal, producida por un virus hereditario que hace presa, especialmente, en la población afroamericana. Estuvo hospitalizado desde octubre de ese año hasta abril de 2014. El trasplante era la única opción y el donante idóneo su hermana, que no había heredado la dolencia.

“Cuando me detectaron la enfermedad mi mundo se vino abajo”, declaró en Pekín. “El que esté aquí demuestra que soy un luchador y que puedo superar cualquier cosa con mi mente positiva. Prefiero vivir la vida a tope antes de quedarme sentado en casa, lamentándome”, añadió antes de la competición.

En la final acabó tercero y reconoció que “el bronce es de oro”, pero se mostró dubitativo: “Tal vez ésta haya sido mi última carrera, si las cosas no salen bien en la operación”.

Ya tenía habitación reservada en la prestigiosa Clínica Mayo. Allí recibió un riñón de su hermana LaToya. Y todo resultó a la perfección. Seis semanas después empezó a entrenarse, con precauciones. Ahora su trabajo se ha incrementado. Y es optimista: “Mi último entrenamiento ha sido absorbente. Estoy deseando un mágico 2016”.

Los Juegos Olímpicos de Río le esperan. Y allí le aguardará, también, el líder mundial de 2015, (12.94) el español nacido en La Habana Orlando Ortega, nacionalizado ya, pero que no puede competir aún con la Selección porque no se han cumplido los plazos reglamentarios. En los Mundiales de Pekín no pudo competir, pero en Río estará con la camiseta roja. Y Aries Merritt a su lado... si se clasifica en los Trials de la pista milagrosa de Eugene, entre el 1 y el 10 de julio. Sus compatriotas no le darán cuartel.