Los Hispanos se alejan de Río

Golpe moral para la Selección. Situación desesperada por culpa de una segunda mitad caótica. Con el partido encarrilado, con el juego controlado tras una brillante primera parte (16-12) en la que se mantuvo la cabeza fría, en la segunda el exceso de paciencia acabó en sopor, y el sopor en desacierto, y cuando se recuperó la tensión apareció el ilustre Gorazd Sok para salvar tres goles en uno contra uno: se había jugado bien, en superioridad, pero el portero estuvo mejor que Víctor Tomás, que Raúl Enterríos, que Alex Dujsebaev, y lo peor es que los Eslovenos atacaban largo e iban aumentando la diferencia final hasta esos tres goles, 21-24, que complican el partido ante Suecia en el hipotético caso de un empate a puntos...y siempre con la obligación de ganar al equipo anfitrión.

Lo que pasó fue que...buena primera mitad, y mala segunda parte. Lo que pasó fue que...España fue monotemática, y Eslovenia más brillante. Lo que pasó fue que..si al pivote no le protegen aplicando el reglamento, a lo peor la Selección tiene que cambiar su sistema de atacar, sin buscar a Aginagalde, porque el vasco bastante tiene con soportar estoicamente que le muelan a palos en los seis metros. Y no es una queja puntual, sino que viene de lejos, y ya está denunciado en mil foros, pero se ve que hay bula cuando se trata de golpear a Julen.

Tampoco fue el día de los porteros españoles, con una aportación prácticamente nula. En el haber de Gonzalo Pérez de Vargas, sólo una parada de mérito, en un siete metros de Marguc. No hubo más, aunque 24 goles concedidos no son tantos como para criticar a la defensa. Lo realmente cuestionable es el ataque, porque ¡5 tantos en 30 minutos! son impropios de España, que en los últimos 15 minutos entró en una vorágine desoladora de faltas en ataque cuando ya tocaba otro tipo de actitud encajando un 5-12 en este tiempo, venganza balcánica del partido del empate del Europeo. Mañana, Irán; el domingo, Suecia. Ya no hay más opción de errores, e incluso en el último choque podría jugarse con la obligación de ganar de más de dos tantos.