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AVENTURA

La Princesa del Desierto: 1.000 kilómetros por la igualdad

La ultramaratoniana Sonia Macías explica las motivaciones por las que atravesó el desierto del Namib: “Porque no hay imposibles para las mujeres”.

Actualizado a
Sonia Macías, durante su reto.
Álvaro Cuadrado

“La vida no está hecha para los que se rinden sino para los que se caen y se vuelven a levantar con más fuerza”. Esa premisa pasó por la mente de Sonia Macías cuando, agotada física y mentalmente, tras recorrer 500 km en 10 días por un escenario tan hostil como el desierto del Namib, pensaba en que no podría completar su titánico reto. Una ultramaratón de 1.000 km con un significado más allá del mensaje de superación: 'No hay imposibles para las mujeres'. “Entonces pensé en las mujeres que me rodean que son ejemplos para mí, y en que no tenía motivos para abandonar y sí muchos para llegar a la meta”.

Sonia sí completó su objetivo y su aventura se cuenta en la película 'La princesa del Desierto', que rodó Álvaro Cuadrado (de Square Ventures). También da conferencias en España y Latinoamérica sobre una ultramaratón en la que se aprovecha para llevar a cabo proyectos componente humanitarios y cuyo significado va más allá de lo deportivo: “Si una mujer podía hacer un desafío que ni siquiera un hombre ha podido, una mujer puede hacer lo que se proponga”. Una llamada de atención sobre un problema que afirma seguir muy presente: “Si somos humanos que nos enfrentamos a lo mismo, entonces ¿Por qué la repercusión en medios, contratos publicitarios, sueldos, inversiones públicas… no son las mismas?”.

Sonia Macías.
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Sonia Macías.Álvaro Cuadrado

Esta sevillana lo sabe bien. Con experiencia en pruebas de gran exigencia física como la Transvulcania, los 101 km de La Legión o el Maratón des Sables, se encontró ante el problema de que no podía afrontar inscripciones de mas de 3.000 euros que le requerían cuando apenas cobraba 800, barreras que le impedían poder dedicarse a su pasión. Buscó financiación y se dio cuenta de que “las marcas se fijaban antes en hombres con menor recorrido y palmarés” que ella misma. Entonces se cruzó en su camino Álvaro Cuadrado, cineasta y experto en emprendimiento, y le propuso el proyecto con una idea: “Yo cambiaré tu vida, tú la de millones de personas”.

Encontrar apoyo

Por eso, una vez completado su objetivo y preparando ya la que será su segunda parte en el Desierto del Gobi en 2017, insiste en recordar que necesitó casi tanto esfuerzo en lograr el apoyo necesario como en el reto en sí. “Quisimos huir del clásico logo en la ropa y ofrecimos algo más importante, un proyecto socialmente responsable alineado con los objetivos de Naciones Unidas y con una difusión en una película en mas de 15 países llegando a más de 45 millones de personas, para que una marca, al invertir en La princesa del Desierto, tuviese un altísimo retorno”. Aún así, destaca el “corazón” de marcas como Coca Cola, Borges, Gaes Solidaria, Bad Toro o SACT en que pusieran su granito de arena y espera que alguna más se una a la causa (laprincesadeldesierto.com).

Pero, bien entrados en el siglo XXI, ¿de verdad esa desigualdad a la que hace referencia sigue existiendo de manera tan palpable? Sonia no tiene ninguna duda: “Tenemos grandes referencias femeninas en el deporte español. Y muchas veces no tiene sentido que tengamos que hacer el triple para decir 'estamos aquí'. Muchas veces se dice que el deporte femenino no interesa, pero el deporte no entiende de género, sólo de pasión'”. Aún así, Sonia no se resigna: “Las mujeres no saben de imposibles y darán el 500% por estar ahí”. En su caso, con otras mujeres como referentes: “Las que luchan por sacar a sus hijos adelante, por llegar a fin de mes, las que cuidan de familiares enfermos, las mujeres que cruzan fronteras buscando una vida mejor para sus hijos, o las que resurgen de sus cenizas por los malos tratos. Son mi referencia y a la vez sueño con que mi desafío les inspire de alguna manera”.

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