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PÁDEL

Navarro: "Queremos dar dolores de cabeza a los rivales"

Es el mejor español del WPT, y el sevillano acaba de ganar el Máster de Valencia rompiendo la hegemonía de Belasteguín y Lima

MadridActualizado a
Francisco Navarro celebra un punto en el Valencia Máster.
MANUEL BRUQUEEFE

Paquito Navarro (Sevilla, febrero de 1989) es de esos jugadores que se hacen notar en el WPT. De entrada, es el mejor español, el único entre los diez mejores; luego, su pasión en la pista llama siempre la atención, con golpes sorprendentes. Vive en Madrid, esta temporada juega con un nuevo compañero, Sanyo Gutiérrez, y acaba de ganar su cuarto torneo del Circuito, y tras eliminar en las semifinales a la pareja hegemónica, Belasteguín-Lima.

-Dicen que usted es un poco chulito, que juega para la grada con tantos golpes entre las piernas, por ejemplo. Vamos, un poco histrión.

-No, que va. No lo soy. Hay quien lo dice, sí, pero es que en la pista tienes que creerte el mejor para poder serlo, y yo siempre salgo a ganar allá donde juegue. Respecto a los golpes, me salen así, son horas de entrenamiento, de haberlos practicado muchas y muchas veces, y no son jamás licencias para el público, sino golpes que creo que son los mejores en cada momento. Decido en función de la jugada, pero no pensando en la grada. Si, además, el público disfruta, encantado de ello.

-Es usted el único español en un imperio de argentinos (Lima es la otra excepción). ¿Qué se siente?

-Creo que eso va a cambiar y que en tres o cuatro años ya habrá muchos jugadores en la parte alta del cuadro. Ya se trabaja en España en el pádel desde pequeños, y eso se notará. Por ejemplo, yo me aficioné de chico, porque se jugaba en mi urbanización y me gustó; me parece un deporte más sociable que el tenis. Como los jóvenes trabajan duro, pues se notará pronto.

-¿Qué hace un sevillano en Madrid?

-Pues no queda más remedio que venir, porque en Madrid están los mejores entrenadores y los mejores jugadores. Cuando decidí dedicarme al pádel, pues tuve que tomar la decisión. Y aquí llevo siete años, y también es cierto que me gusta vivir aquí. También estudio, aunque voy a mi ritmo: me quedan seis asignaturas y el proyecto. Un año más para acabar.

-En tres temporadas, tres parejas diferentes. ¿Tan difícil es la fidelidad entre ustedes?

-Es que es normal que se cambie. Salvo que seas la mejor pareja, la número uno, el resto trata de mejorar, de ver cómo puede ser más solida. El año pasado con Matías Diaz me fue bien, pero tomamos la decisión para mejorar. Con Sanyo Gutiérrez ha sido una apuesta importante, y aunque no estuvimos a nuestro nivel en la prueba de Gijón, en Valencia ya hemos actuado más relajados y más a la altura que queremos, que no es otra cosa que el de ser un dolor de cabeza para los rivales en cada torneo.

-¿Eliminar a Bela y Lima en semifinales fue un empujón moral para ustedes? A fin de cuentas rompían su hegemonía.

-No, que va. No hemos roto nada. Ganarles a ellos que llevaban caso un año sin perder un partido es como una gota de agua en el mar, una anécdota, pero sí supuso una inyección de moral, que duda cabe. Y luego ganar la final en Valencia, donde gané por primera vez....es una grata sensación que me gustaría repetir más veces (la próxima cita es en Barcelona, otra de las plazas donde ha ganado el sevillano). Pero que quede claro que Bela y Lima siguen siendo los favoritos en todos los torneos.

-¿Se puede vivir, y bien, del pádel?

-Las diez mejores parejas del Circuito, más o menos sí. Vamos mejorando, pero no hay comparación aún con el tenis.