NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BUFFALO BILLS

La temporada de los Buffalo Bills, cuesta abajo ya en mayo

Shaq Lawson y Sammy Watkins, dos de los presumibles puntales del equipo de Rex Ryan, han pasado por quirófano en los últimos días.

MadridActualizado a
La temporada de los Buffalo Bills, cuesta abajo ya en mayo
USA Today Sports

Es una obscenidad ser de un equipo malo que no te han impuesto. Ya dijo el filósofo Ricky 'La Muerte' Pescardín que el ser humano nace esclavo de unos colores, de un equipo, y el que ose cambiarse no merece ser llamado hombre. Tu lugar de nacimiento y el equipo de tu padre y/o madre, en general, te marcan a fuego y te lo comes. Pase lo que pase. Algunos, la mayoría, tenéis la suerte de que eso os lleva a ser hinchas de equipos ganadores. Enhorabuena. Otros somos de pozos de desesperación y horror, como el Sporting de Gijón, y nos aguantamos. Es que no hay más. No existe otra opción.

Pero hay que ser del género tonto para hacerse de un equipo malo y mantener la fidelidad. No se la debes porque, a fin de cuentas, nada es para ti e incluso el eminente 'deportólogo' Tonito 'Santa' Bochini, pretor de la guardia de los valores del forofo digno, te perdonaría si abandonas a esos paquetes en la cuneta y nunca jamás miras atrás.

Yo soy de los Buffalo Bills. La historia de por qué acabé animando, y no os imagináis hasta que límite, a una pequeña franquicia de un pueblo obrero e industrial del oeste de Nueva York es larga y aburrida. Os la contaré... pero otro día. El caso es que soy de los Buffalo Bills y esto es, sin lugar a dudas, lo peor de mi, por otra parte, espectacular y fantástica vida.

¿Por qué no los abandono? Nadie me lo echaría en cara, no tengo una familia que honrar con esta afiliación, ningún apego al terruño que obligue mi sufrimiento, ni un sólo amigo con el que compartí dichas y desdichas que me fuese a mirar 'torbo' ante mi decisión. Y, sin embargo, aquí sigo.

Obsceno. Del palo sadomaso. Más maso que sado, para ser preciso.

Ayer se supo que Sammy Watkins y Shaq Lawson, receptor y defensive end respectivamente, habían pasado por el quirófano. El primero tiene un hueso del pie roto y estará de baja hasta entrado el verano, el segundo un hombro fastidiado y su periodo de recuperación es de unos cinco meses. Boom, bang, catacrack. Watkins es esencial en el ataque, y por él se pagaron dos primeras rondas. Lawson es capital en la defensa, 'sólo' es una primera ronda (no dos, como Sammy), porque es el encargado de suplir a Mario Williams y dotar de sentido a un cambio de esquema que dejó una unidad estelar a la altura de la mediocridad general del equipo en los últimos novecientos mil años. Boom, bang, catacrack.

¿Por qué esperar a septiembre, a que haya partidos, para hundir la temporada cuando lo puedes hacer en mayo? Así somos por Buffalo, queridos míos.

Tenéis que perdonar este grito desesperado. Ya sé que la campaña 2016 no se va a resolver porque se te lesione uno o dos jugadores, por importantes que sean. También sé que Watkins va a llegar para el inicio del año y que Lawson, a fin de cuentas, es un rookie y jamás, jamás, jamás, como ya dijo un conocido vecino en un bar del centro, "puedes esperar que un novato te salve el culo, muchacho, a no ser que seas un insensato". Pero no me diréis que no es para tirarse de los pelos.

Los Bills están en un año encrucijada. El puesto de Rex Ryan y el del general manager, Doug Whaley, están en el aire. Han adoptado una postura de 'ganar ya' que les ha llevado a tomar decisiones discutibles, discutidas y con potencial para explotar en sus morros a la mínima. Y la plantilla tiene aspectos como el pass rush o las yardas aéreas que no pueden sobrevivir sin sus jugadores clave.

Al final, supongo, acabaremos 8-8 y escogiendo en el puesto 18 del draft. Y seguiré siendo de este equipo. Domingo a domingo. Con la pasión absoluta que mee une a esta pequeña franquicia del oeste de Nueva York. Sin motivo alguno. Es hasta inmoral.