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INTRAHISTORIA

Beitia: niña a la que Sotomayor le vio unos "buenos tobillos"

El cubano, plusmarquista mundial de altura, le advirtió al entrenador de Ruth que tenía una joya. Ramón Torralbo ya lo sabía. 'Hat-trick' europeo.

Actualizado a
Sotomayor y Beitia en la última Gala del Diario AS.

Javier Sotomayor se pasó un día por Santander, hace muchos años, y charló con el entrenador Ramón Torralbo. Y asistió a un entrenamiento de chicos y chicas. Y le dijo al bueno de Ramón: "Esa niña es buena, tiene tobillos espléndidos". "Ya lo sé", le contestó Ramón. Esa niña era Ruth Beitia, que este jueves ha ganado por tercera vez consecutiva el título europeo en salto de altura. 

Ruth era una chiquilla de once años, que se pasaba por las pistas para ver entrenarse a su hermano, y, de paso, hacía algún salto en plan de broma, que aterrizar en una colchoneta siempre es divertido. Ruth hacía cross "y era buena", recuerda cuando hablas con ella. Pero el salto de altura la atrapó. Afortunadamente.

Y pronto comenzó una carrera exitosa, que ha culminado en Amsterdam con el tercer título europeo consecutivo, con su consagración como una grandísima atleta. Una saltadora absolutamente competitiva. Los cronistas clásicos decían que mientras hubiera un atleta inglés en la pista la carrera no estaba decidida, por la competitividad absoluta de los chicos de las islas. Ahora se dice lo mismo de Ruth, absolutamente respetada en la luneta del salto. Mientras ella esté por all, la campeona no está segura de serlo. Porque la cántabra está allí.

Esta es su medalla número trece en la alta competición (Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales y Europeos, tanto en pista cubierta como al aire libre) y posiblemente en los Juegos de Río conquistará la décimo cuarta. Veintisiete finales la contemplan. En la ciudad brasileña aspira a la triple corona: medalla en Juegos, Mundiales y Europeos. 

Ruth estuvo a punto de abandonar el atletismo cuando fue cuarta en los Juegos de Londres 2012, pero su entrenador consiguió convencerla de que siguiese. Ella había abandonado, pero se dedicaba a patinar. Ahora sigue patinando y sigue ganando títulos. ¡Gracias Ruth!