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PREVIA NFL 2016

Previa NFC Norte 2016: Vikings y Packers aspiran a todo

El ataque de Aaron Rodgers y la defensa de Zimmer convierten a Green Bay y Minnesota en aspirantes al anillo, en una división de dos velocidades

Las Palmas de Gran CanariaActualizado a
GREEN BAY, WI - JANUARY 03: Sharrif Floyd #73 of the Minnesota Vikings tackles James Starks #44 of the Green Bay Packers during the second half at Lambeau Field on January 3, 2016 in Green Bay, Wisconsin.   Wesley Hitt/Getty Images/AFP
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Wesley HittAFP

Después de que Green Bay Packers ejerciera un dominio aplastante en esta división, los Minnesota Vikings consiguieron alzarse con un título que no poseían desde 2009, cuando un veteranísimo Brett Favre comandaba el equipo y un joven Adrian Peterson nos empezaba a mostrar lo grande que llegaría a ser.

El trabajo bien hecho, y la paciencia, suele recompensar a las franquicias que tienen la capacidad de llevarlas a cabo. Los Vikings llevan trabajando muy bien desde los despachos desde hace algún tiempo y la llegada de Mike Zimmer les ha dado ese mismo trabajo en el emparrillado. Desde que cogió las riendas del equipo en 2014, la franquicia de Minneapolis ha ido creciendo en su juego, partido a partido, hasta levantar el título divisional en el curso pasado, con todo merecimiento y derrotando en el último partido de liga regular a los grandes favoritos en su casa, en el temido Lambeau Field. Todo un ejemplo de fuerza. Es más, si Walsh no hubiese errado ese field goal frente a los Seahawks, en playoffs, los Vikings hubiesen sido un rival muy duro para cualquier contendiente al anillo.

Por todo esto que os estoy contando, los Vikings se merecen toda la confianza del mundo por parte de sus seguidores, así como la etiqueta de favoritos, que mucha gente le pone, para ganar por segundo año consecutivo la NFC Norte.

Su mayor fortaleza es su defensa. Zimmer ha creado una de las unidades defensivas más temibles por toda la NFL. Mientras se mantuvo sana su columna vertebral, anotar a estos Vikings era una tarea de titanes. Esta columna está formada por Linval Joseph, Everson Griffen, Anthony Barr y Harrison Smith. El front-7 es de lo mejor que puede haber en toda la liga. Su línea defensiva es muy buena contra el juego terrestre y posee un rush exterior temible de la mano de Griffen, el cual está alcanzando la plenitud de su juego de la mano de su head coach. Por detrás de esta línea aparecen dos hombres que están llamados a ser estrellas absolutas. Uno ya lo es. La progresión de Anthony Barr es descomunal. A su poderío entrando a presionar al quarterback se le une un juego contra el pase cada vez más amplio. La otra parte de este dúo es un Eric Kendricks que nos dejó claro que todo lo que se hablaba de él pre-draft era completamente cierto. El chico tiene unos instintos para jugar a este deporte fuera de lo común.

Y, por último, la secundaria tiene a uno de los tres mejores safeties en el planeta football. Harrison Smith se encarga de que la zona profunda sea un campo minado, aunque es cierto que no terminan de conseguirle un compañero que le haga un poco más fáciles las cosas.

En el ataque, Bridgewater debe seguir dando pasitos hacia delante, exactamente como está haciendo hasta ahora. El peso de la ofensiva volverá a recaer sobre las espaldas de su máxima estrella, Adrian Peterson, pero el joven QB tiene que ir ganando su espacio para tomar las riendas cuando “All Day” Peterson flojee, que la edad no perdona ni a uno de los más grandes de la historia de este deporte. Para que Bridgewater brille aún más, la gerencia del equipo le drafteó a uno de los mejores WR que salieron en el último draft. Laquon Treadwell llega para darle un arma que no tuvieron el año pasado. Un receptor grande, con buenas manos y que es capaz de jugar tanto rutas medias, como rutas profundas. Veremos si Teddy se atreve más con lanzamientos largos marca de la casa Norv Turner. Diggs, y el tight end Rudolph, serán las otras dos amenazas más importantes para los Vikings.

Los destronados Packers quieren recuperar su corona y para ello no hay mejor noticia que la vuelta de su receptor estrella: Jordy Nelson. Aunque, a principios del curso 2015, no parecía que se iba a notar mucho su baja, los resultados, y sobre todo las sensaciones, fueron muy clarificadoras. Nelson es vital para el ataque comandado por Rodgers. Solo los milagros del mejor quarterback de la liga permitieron a los Packers no acabar una temporada como el rosario de la Aurora.

Los problemas en el ataque, más allá de la baja de Nelson, también vinieron por el nulo juego de carrera y por una línea ofensiva que daba una de cal y cuatro de arena. La espeluznante (por mala) forma física de Eddie Lacy lastró la carrera toda la campaña, solo tuvo apariciones esporádicas en un jugador al que se le exige muchísimo más. Parece que esta off-season ha estado trabajando muy duro en el gimnasio y amenaza con ser ese martillo que fue en sus dos primeras temporadas. Al igual que Lacy, la decepción con Davante Adams fue mayúscula. Él tenía que haber sido el que diera un paso adelante ante la lesión de Nelson y lo que hizo fue dar dos pasos para atrás. Randall Cobb se quedó sin espacios para correr rutas y tuvo que jugar de casi todo en ese ataque, incluso saliendo desde el backfield para poder abrir un poco el campo. Se espera que tanto la OL como los receptores sean capaces de ayudar a Rodgers a llevar al equipo a ese nivel ofensivo que demostró en 2015, donde fueron una máquina casi imposible de defender.

La defensa fue la nota más positiva de todo el curso pasado, aunque todos tengamos en la retina esa carrera de Fitzgerald quitándose defensores como si estuviese jugando contra niños. Las elecciones en la secundaria de Ted Thompson en el draft se acoplaron perfectamente al estilo Capers. La línea jugaba bien y Matthews ocupaba distintas posiciones donde ayudaba a toda la unidad a ser mejor. Ahora todo hace indicar que Clay volverá al exterior y sus funciones pasarán, principalmente, a ser ese rusher demoledor de sus comienzos en la NFL. Veremos si la decisión es acertada o no, porque el agujero en la zona de linebackers crece ante su ausencia. Jake Ryan, Sam Barrington y el rookie Blake Martinez serán los que se encarguen de tapar dicho agujero.

Green Bay, mientras mantenga de QB a Aaron Rodgers, siempre deberá ser considerado un candidato a todo. Nadie cuenta con un jugador tan excepcional y que te hace creer en que cualquier cosa puede pasar cuando el balón está en sus manos. Por esto, y por otras virtudes, los Packers deben luchar por recuperar el trono perdido. Sin duda, los máximos rivales que tendrán los Vikings.

La NFC Norte se ha fraccionado en dos partes. En la parte alta tendremos a los dos equipos antes mencionados, mientras que por abajo nos encontramos con dos franquicias que no terminan de tener un estilo claro y que muestran muchas dudas de cara a la temporada que se avecina. Los Detroit Lions y los Chicago Bears deben mostrar alguna mejora, sin prisas, en este 2016.

Los Lions no tuvieron el éxito que esperaban cuando reconstruyeron su defensa el verano pasado. Si a esto le unimos las lesiones en jugadores clave para ellos, caso de Levy y de Mathis, la tarea resultó harto complicada. Nunca fueron esos Lions temibles de años anteriores y lo pagaron con demasiadas derrotas. Sin embargo, la explosión de Ziggy Ansah debe servir como revulsivo a una unidad que recuperará a Levy y que tiene una serie de cornerbacks jóvenes muy prometedores, que le pueden dar una seguridad en la retaguardia bastante importante. Los Slay, Lawson o Diggs son jugadores que se desenvuelven bien en coberturas individuales y presionantes, justo lo que necesita recuperar esa defensa: la dureza y agresividad.

En el ataque tenemos la noticia de este verano. Calvin Johnson decidió retirarse mucho antes de lo que todos los aficionados a este deporte deseábamos. Megatron ya no será el chaleco salvavidas al que se aferraba Matthew Stafford y ahora es cuando se abre el abanico de incertidumbres alrededor de este jugador. Stafford ha sido capaz de mostrarnos pases estratosféricos junto con errores infantiles incomprensibles en un profesional. Para intentar paliar la baja de Johnson, la gerencia de los Lions firmaron a Marvin Jones en la Agencia Libre. Jones es un excelente WR2, pero está por ver si su rendimiento será el mismo cuando tenga más protagonismo. Golden Tate se erige como WR1 dado su rendimiento estos dos últimos años. Cuando Johnson fue baja por lesión, Tate cogió el testigo y tuvo actuaciones sobresalientes. Sin embargo, esto fue puntual, y la misma duda que tenemos con Jones se traslada a Tate. Ninguno de los dos son WR1, pero son de lo mejor de la liga como WR2. Eso sí, el ataque se volverá muy dinámico e imprevisible por la capacidad de ambos de ganar yardas after catch y por su movilidad y buenas manos en zonas medias.

Los Bears, a priori, se presentan como el equipo más débil de la división. La marcha de Adam Gase será muy complicada de paliar ya que su trabajo, con un ataque con tantos problemas como los que tuvo Chicago el año pasado, fue muy bueno. Gase consiguió “domar” a un Cutler que es la debilidad y la virtud de esta ofensiva. Si Cutler está centrado vemos un ataque que puede crearle dificultades al más pintado. Si Cutler pasa de todo, los Bears caen en picado. Es duro hablar así, pero es lo que nos demuestran año tras año últimamente. Este año se espera con ansias a Kevin White. Si Jeffery se mantiene sano, la pareja que pueden formar será terrorífica. Por último, la marcha de Forte da oportunidades a dos corredores muy jóvenes y de los que se espera mucho: Jeremy Langford y Ka’deem Carey.

Sin embargo, John Fox y Vic Fangio tienen que hacer algo con esa defensa. Los Bears han sido un equipo maleable cuando tocaba defender, con poca capacidad de presionar al QB rival y con una secundaria demasiado blandita. Se ha reforzado la unidad de MLBs con dos nombres importantes como son Trevathan y Freeman, y sus OLBs tienen mucha calidad (Houston y McPhee), así que el interior de la DL debe ser donde concentren todo su trabajo para que el front-7 ayude a una secundaria que sigue creando muchas dudas.