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Minnesota Vikings

Los Vikings fichan a Sorensen y aparcan el dilema Bridgewater

El equipo de Mike Zimmer ha recuperado a un quarterback al que acababa de cortar y nunca ha jugado un partido como titular, y parece apostar por Shaun Hill como titular.

MadridActualizado a
MINNEAPOLIS, MN - AUGUST 28: Teddy Bridgewater #5 of the Minnesota Vikings looks to pass in the first quarter against the San Diego Chargers at US Bank stadium on August 28, 2016 in Minneapolis, Minnesota.   Adam Bettcher/Getty Images/AFP
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Adam BettcherAFP

El oleaje de la lesión de Bridgewater ha pasado en tan pocas horas de ser considerado una catástrofe para los Vikings, a que parezca que en realidad no es para tanto. La sensación mayoritaria comienza a ser que pueden sobreponerse a su baja para toda la temporada sin problemas.

Por ahora, los Vikings han preferido no entrar en estado de pánico, y tomarse las cosas con calma, hasta encontrar una solución que de verdad les convenza. Han colocado a Teddy Bridgewater en Injury Reserve y han recuperado a Brad Sorensen, al que habían contratado el 20 de agosto y cortado casi de inmediato.

Sorensen es un jugador que fue elegido en séptima ronda del draft de 2013 por los Chargers y que nunca ha disputado un minuto de temporada regular. Aparentemente, un perfil muy similar al del novato Joel Stave, que ahora mismo es el segundo quarterback en el roster de Minnesota detrás de Shaun Hill. Por tanto, Sorensen no arregla nada, solo parece un calientasillas provisional mientras buscan una solución más satisfactoria.

Zimmer parece haber decidido apostar por Hill en los primeros partidos, y trabajar mientras tanto en los novatos por si suena la flauta, con un ojo en la agencia libre o en un posible trade con otro equipo si Hill no responde al nivel esperado.

El problema es que, quizá, encontrar un quarterback que se adapte al sistema de los Vikings como Bridgewater puede ser mucho más difícil de lo que parece. Y nos hemos olvidado de que este equipo viene de Ponder y Cassel. Droga dura.

Es innegable que la clave de este equipo es una defensa descomunal (solo hay que ver partidos de Minnesota en la segunda mitad de la pasada temporada para descubrirlo) y Adrian Peterson (solo hay que verle jugar durante la última década para entenderlo). Los Vikings ganan los partidos por aplastamiento. Pero no solo por aplastamiento de su defensa al ataque rival, sino también por un juego terrestre machacón que casi nunca saca réditos en los primeros drives (aunque Peterson puede hacerte un roto en cualquier momento), pero que provoca que las defensas rivales lleguen con la lengua fuera a los minutos decisivos.

Entonces, si todo eso sigue estando ahí, ¿Cuál es el problema de buscar un gestor de juego que no se meta en líos para sustituir a Bridgewater?

Los argumentos que se están usando para minimizar el papel del quarterback en este equipo son, como casi siempre, las estadísticas. El ataque de los Vikings estuvo el año pasado entre los peores de toda la NFL (el 29), fue el segundo peor en yardas y touchdowns de pase, y el cuarto mejor en yardas de carrera. Viendo esos números, con poner a alguien que no se equivoque detrás de Peterson, los Vikings tendrán un equipo similar al que tenían.

Sin embargo, si hacemos una lectura diferente de las estadísticas, Bridgewater está en la élite en número de intercepciones sufridas y en porcentaje de completados. Es más, si sumamos esas dos estadísticas, estaría en el Top 5 de los quarterbacks titulares que menos errores cometen de toda la NFL.

Es cierto que el sistema de juego de los Vikings ayuda a conseguir esas estadísticas, que Bridgewater lanza muy pocos pases arriesgados y casi siempre lo hace en corto, pero a esas estadísticas hay que sumar otra virtud: ha demostrado una muy buena visión del campo, sabe leer defensas y buscar el mejor pase casi siempre. Bridgewater quizá no haya hecho cosas muy brillantes, pero tampoco ha hecho cosas malas, y eso vale mucho en esta liga.

Algunos le acusan de ser un nuevo Alex Smith. Es posible que pueda convertirse en un jugador con ese perfil, capaz de mover cadenas pero incapaz de producir en la zona roja. Además, un brazo no muy potente juega en su contra. Sin embargo, este año los Vikings se han reforzado tanto en la línea ofensiva como eligiendo a Treadwell en el draft, en unos movimientos que auguraban un salto en la carga de responsabilidad del quarterback en el juego. Hasta ahora se había sentido muy cómodo protegido por Peterson, pero había llegado el momento de aprovechar los espacios que abre Peterson en secundaria, obligando a cerrarse a la defensa, para que Bridgewater mejorara su producción.

De hecho, las declaraciones de Zimmer en pretemporada iban en esa dirección. Había llegado el momento de soltarle las bridas a Bridgewater para que, sin perder ese componente de seguridad que es indispensable para el sistema de juego de los Vikings, se convirtiera en un dolor de cabeza para las defensas rivales. Además, en pretemporada habíamos empezado a ver a ese nuevo Bridgewater igual de seguro, pero más agresivo y atrevido.

Ahora nunca sabremos lo que habría pasado. El peso del trabajo caerá sobre Hill, un tipo que lo hizo muy bien supliendo a Stafford en Detroit, pero muy mal siendo el titular en los Rams. Y un QB que a sus 36 años ya ha demostrado que a estas alturas no tiene ninguna gana de recibir golpes, sabiendo que la OL de los Vikings debe haber mejorado, pero no es de las mejores de la NFL.

Quizá esté sobrevalorando a Bridgewater, pero tener en la plantilla un quarterback que después de dos temporadas ha demostrado que sabe proteger el balón, y hacer casi siempre buenas lecturas, es un lujo con el que soñarían muchísimos equipos. Y me parece complicadísimo que los Vikings consigan encontrar a alguien con ese perfil en los próximos meses.